28 de septiembre de 2024
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En comunión con el Papa, los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana en su mensaje para esta Jornada recuerdan que «Dios camina con Su pueblo» constatando el vínculo de amor y ternura que Dios establece con nosotros en cada momento de la historia. Invitan a profundizar en el don de la catolicidad y en la misión compartida reconociendo la aportación de las personas migradas y la riqueza de la diversidad. También invitan a conocer y profundizar en la reciente exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes, que se ofrece como herramienta para establecer cauces y construir ese camino compartido en el que no podemos dejar a nadie atrás.
En este sentido, los obispos españoles en esta Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado invitan a revisar cómo es nuestro camino, con quién caminamos o cómo nos relacionamos, para que aportemos a la sociedad la cultura de la vida, la dignidad humana y el bien común.
Al señalar que «somos conscientes de que la movilidad humana es una de las señas de identidad de nuestra época», su mensaje profundiza en la tradición bíblica y su visión dinámica de la historia humana como historia de salvación. Así, desde el principio de la creación hasta el final de la historia: «La misma Iglesia está fundada en Jesucristo y sus apóstoles y discípulos itinerantes, diversa y abierta al mestizaje. Jesús se identifica con todo hombre y mujer migrante, sobre todo con los más vulnerables y marginados, los primeros destinatarios de la buena noticia del Redentor», subrayan los prelados.
Por ello, constatan, que hoy, como ha sido siempre, se sigue al Señor Jesús en comunidad. «En comunidades pequeñas, territoriales o de referencia que conforman la misma Iglesia en todas partes. La catolicidad, que es una de las notas de la Iglesia, nos abre a la diversidad, al mestizaje que se ha hecho realidad en tantos momentos históricos y lugares, al encuentro de culturas, diversidad en armonía, unidad y no uniformidad. Nuestro tiempo lo pone cada vez más de manifiesto».
En su mensaje, destacan que «no podemos separar la vida de la fe; la práctica religiosa del actuar cotidiano; la luz del Evangelio de las tomas de decisión o posición política». Además, invitan a «revisar nuestra actitud y comportamiento personal y social respecto a los migrantes y extranjeros. No hablemos sobre ellos, hablemos con ellos».
Finalmente, los obispos constatan «la enorme alegría de saber que Dios camina con Su pueblo, en descubrir que tiene un plan de fraternidad y en conocer cómo lo hace de desde la ternura, la misericordia y la confianza que deposita en cada una de sus criaturas».