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24 de agosto de 2020

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La obra de las Escuelas Pías de Albacete continuará a partir de ahora sin la presencia de religiosos, si bien seguirán acompañando la obra educativa y evangelizadora del colegio.

Comienza una etapa para la obra de las Escuelas Pías de Albacete, pues a partir de ahora se prolongará sin la presencia de religiosos, pero con la confianza puesta en aquellos laicos, que también desde su fe y su vocación, asumen, se identifican y se corresponsabilizan del Carisma Escolapio, y serán ellos los garantes de una obra que comenzó de la nada en 1924.

La orden de los Escolapios tiene su origen en Roma con San José de Calasanz (S. XVII). Su carisma es educar y evangelizar, desde primera infancia, preferentemente a los que más lo necesiten. Su opción fundamental es contribuir a la formación integral de la persona y a la transformación de la sociedad, así como participar en la vida evangélica de la Iglesia misma.

Fue en el año 1924 cuando los primeros escolapios llegaron a la ciudad de Albacete. Se establecieron en un edificio de la calle Carlos IV (actual Dionisio Guardiola, sede de la Policía Nacional) y allí comenzaron el desempeño de la misión educativa y pastoral de las Escuelas Pías.

Acabada la guerra civil, el 29 de julio de 1939, una comunidad de escolapios regresó a Albacete y pusieron en marcha la vida escolar, que ininterrumpidamente se mantiene hasta el día de hoy en nuestra capital.