19 de marzo de 2023
|
180
Visitas: 180
“Levántate y ponte en camino” es el lema del Día del Seminario que hoy día de San José se celebra. Este día es na llamada a despertar, a no dejar para luego la respuesta a la propuesta de Dios sobre cada uno de nosotros. Los seminaristas de Albacete han respondido con generosidad y entrega.
Amador Gómez. 28 años. En Etapa Pastoral.
Con 20 años, estudiando tercero de Derecho y Administración de Empresas, empecé a ir a una parroquia donde el sacerdote estaba siempre disponible y accesible a la gente. Allí aprendí a hacer oración, a confesarme y a comprender la Eucaristía. Al pasar unos meses le dije al sacerdote que quería ir al Seminario. Al principio, no me hizo mucho caso, pero sí me fueron involucrando más en la parroquia. Me pedían que ayudase e hiciese más cosas. Al cabo de un año y medio entré al Seminario desde donde pude terminar los estudios en la universidad y comenzar los de teología.
Cuando te encuentras inmerso en el mundo y sólo conoces a Cristo de oídas andas como perdido en la vida, sin un objetivo claro. Cuando lo encuentras, lo conoces y le respondes que sí a lo que Él quiera, es cuando encuentras tu sitio pese a las dificultades. Es ahí donde experimentas la certeza de que “este es mi sitio” y experimentas una profunda paz.
Alberto Martínez. 28 años. Primero de Estudios Eclesiásticos
Mi segundo año de Seminario está siendo más enriquecedor incluso que el anterior, ya que los estudios en Filosofía me están ayudando de manera notable. El camino de la vocación, el de querer seguir a Dios y cumplir su voluntad no es nada fácil honestamente, pero a la vez es gratificante, pues te das cuenta de que estás en el camino de encontrar la verdad y por lo tanto no puede haber nada más pleno ni que pueda llenarte más que el estar en el camino que Dios ha elegido para ti.
Me gusta la frase que nos dijo en una ocasión D. José Ignacio Munilla: “Dios no escoge a los capacitados, sino que capacita a los que elige” y cada vez voy siendo más consciente de la certeza de esta frase. Como Dios por medio de la libertad de tus actos, te va moldeando y haciendo de ti lo que tiene pensado y soñado desde la eternidad, para que seas más libre, para que te sientas realmente pleno en esta vida y puedas darle más gloria. El Seminario no es un lugar fácil pero, ¿es acaso la vida cristiana cómoda? Como decía S. Josemaría Escrivá de Balaguer, “no se trata de tener una vida cómoda, sino de un corazón enamorado”. Esa es la clave, vivir el camino que Dios te ha propuesto, por amor a Él y, a través de Él, amar a los demás. Animo a todos aquellos jóvenes que estén inquietos preguntándose acerca de lo que Dios quiere para ellos, que sean valientes, que lo den todo por el Señor, porque Él nunca defrauda.
Erick López. 27 años. Sexto Estudios Eclesiásticos
Mi vocación nace desde que era muy pequeño. Nací en una familia cristiana católica practicante, cosa que me ayudó a fortalecer mi fe y mi vocación. Y aunque en la vida a veces se me presentaron otros proyectos o anhelo, siempre mantuve encendida esa llama de la vocación a la vida sacerdotal. Esto gracias a la oración, la práctica de la vida de los sacramentos, así como la ayuda y acompañamiento de sacerdotes.
Actualmente la vivo con mucha alegría e ilusión. Este proceso de formación me permite entregarme en el día a día, ofreciendo las actividades de cada día al Señor. Ya sea el estudio, la oración, la vida en comunidad, la experiencia en la parroquia. Los fines de semana comparto la vivencia de la vida en la comunidad de la parroquia Las Angustias y S. Felipe Neri. Me siento en familia y estoy aprendiendo mucho.
La vocación es tener claro dos cosas: la primera: hay una llamada. Dios llama de distintas maneras, ya sea una experiencia interior, por medio de algún amigo o un sacerdote, la experiencia de un retiro. Pero luego hay un segundo paso decisivo: respuesta a esa llamada. Saber hacer un alto y decir “sí, aquí estoy Señor para hacer tu voluntad”. No tengas miedo. Aunque parezca un estilo de vida pasado de moda, no lo es. Recuerda que Cristo es siempre nuevo.
Son nuestros seminaristas. Llamados a ser sacerdotes. Ahora toca levantarse y ponerse en camino. Otros jóvenes volverán a escuchar esta invitación. Es momento de responder, Sí.