15 de septiembre de 2024
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En este domingo de Feria, en el que se celebra la ofrenda de flores a la Virgen de los Llanos, conversamos con el administrador diocesano de Albacete, Julián Ros Córcoles. Con él repasamos varios temas de actualidad de nuestra Feria y la Diócesis.
Julián, estamos en los días grandes para Albacete, celebrando la feria en honor de la Virgen de los Llanos. ¿Cómo los definirías?
Son días de fiesta, lo que significa que también son días de alegría, de encuentros. Encuentros entre familias, amigos, visitantes que llegan a la ciudad y, ¿por qué no? También encuentros con Dios y con las necesidades de los demás, algo que vivimos intensamente durante la Feria de Albacete.
¿Cómo viviste el momento en que la patrona entró por la Puerta de Hierros?
La verdad es que es un privilegio poder estar tan cerca de ese momento, que muchos albaceteños conocen por los medios de comunicación o imaginan. Es verdaderamente impresionante el instante en que la imagen de Virgen de los Llanos, tras la cabalgata en la que todos la acompañamos, es tomada en brazos por el alcalde y llevada a su capilla. Ese momento demuestra que nuestra Feria tiene un corazón, y ese corazón es materno, es el corazón de una mujer que está justo en el centro del Ferial, como una referencia de lo que estamos llamados a vivir: una referencia de comunión, de unión, y, por qué no decirlo, de fraternidad.
La Virgen en su capilla y la Tómbola de Cáritas en el Paseo son dos aspectos muy característicos de nuestra Feria, ¿verdad?
De alguna manera, la Tómbola de Cáritas y la capilla de la Virgen son como la sístole y la diástole del corazón de los albaceteños. El albaceteño que se reúne para celebrar y vivir con alegría estas fiestas suele pasar por ambos lugares: visita la capilla de la Virgen y, desde niños, hemos aprendido que no se puede ir a la Feria sin pasar también por la Tómbola de la Caridad. Estos dos movimientos del corazón reflejan, por un lado, el que se dirige a Dios a través de nuestra madre, y por otro, el compromiso con los demás a través de la Tómbola. Esta unión profunda entre los dos lugares le da a nuestra Feria una dimensión especial, un carácter propio, dentro del mundo de la fiesta.
En medio de la fiesta de la Feria, también comienza el curso pastoral. Esta semana, los sacerdotes han tenido su convivencia. ¿La falta de un obispo afecta a la vida diocesana?
No, seguimos adelante, aunque naturalmente estamos con la esperanza de que pronto se nombre a un nuevo obispo, algo muy importante. Me gusta recordar que un obispo no es solo alguien que dirige, sino un vínculo visible de comunión con toda la Iglesia, por lo que su papel es esencial. Todos debemos rezar para que llegue cuanto antes. Mientras tanto, Cristo sigue presente en la Iglesia de Albacete, y nosotros debemos abrir este curso con ilusión.
¿Tenemos acontecimientos importantes para la Diócesis y la Iglesia Universal en este curso?
Sí, este año tiene un significado especial, ya que celebraremos el 75 aniversario de nuestra diócesis. A partir del 2 de noviembre de este año hasta el 3 de septiembre de 2025, conmemoraremos la erección canónica de la diócesis y la entrada de nuestro primer obispo. Este aniversario se va a celebrar en un tiempo de caminar hacia una mayor comunión, participación y responsabilidad, sobre todo con la próxima Asamblea del Sínodo de los Obispos. Esto nos invita a redescubrir nuestra vocación y responsabilidad en la Iglesia. Además, no debemos olvidar que en diciembre se abrirá el jubileo universal de la Iglesia del año 2025.
Julián, ¿cuándo tendremos un nuevo obispo?
¡Uh! Esa es la pregunta del millón. Si lo supiera, probablemente tendría una casa de apuestas y me haría millonario. Lo único que sé es que se está trabajando en ello, y que quienes son responsables, especialmente en la Nunciatura Apostólica, están haciendo su trabajo. Imagino que el deseo de todos es que sea lo antes posible, pero sinceramente no puedo decir cuándo será, porque honestamente no lo sé.
¿Cómo está siendo tu labor como administrador diocesano?
Gracias a Dios, está siendo muy fácil gracias a la colaboración de todos. Es una tarea que busca ser un vínculo de comunión en este tiempo en que no tenemos obispo. Me presenté para asumir este papel como un hermano mayor, mientras llega el responsable definitivo de la Diócesis. Realmente, está resultando sencillo gracias a la colaboración de todos: los laicos, la Vida Consagrada y mis hermanos sacerdotes. Cumplo esta tarea con ilusión, alegría y muchas ganas de servir.
En estos días, algunas comunidades religiosas están dejando Albacete. ¿Cómo están siendo las despedidas?
Una de las tristezas de este tiempo es la despedida de comunidades de Vida Consagrada en nuestra diócesis. Este mes de septiembre, nos despedimos de dos de ellas: las Mercedarias de la Caridad y las Hijas de la Caridad del Colegio María Inmaculada. El pasado 3 de septiembre fue la comunidad de Hijas de la Caridad, y el próximo 18 de septiembre, diremos adiós a las Mercedarias. Ciertamente cada despedida conlleva un toque de tristeza, pero en nuestro caso, está siempre acompañada del convencimiento de que se está cumpliendo la voluntad de Dios. Tanto ellas como nosotros sentimos esta despedida con esa certeza. El Señor las trajo aquí y ahora les pide que vayan a otro lugar. Tengo esperanza de que, en algún momento, estas comunidades regresarán, y así lo transmito y vivo. Mientras tanto, junto a esa esperanza, siento una profunda gratitud: una gratitud inmensa hacia las Hijas de la Caridad y hacia las Mercedarias. Las Mercedarias estuvieron en el antiguo hospital tuberculoso de los Llanos y han continuado su labor en servicios dedicados a los más necesitados, tanto en los hospitales como en la cárcel. Las dos comunidades que nos dejan han estado muy marcadas por un gran servicio a los pobres, y creo que esto es también una llamada de atención del Señor a toda la Iglesia. Como sucede siempre en estos momentos, es una invitación a reflexionar sobre lo que el Señor nos está pidiendo a cada uno de nosotros y a la Iglesia en Albacete a través de estos signos que estamos viviendo.
Para terminar, Julián, ¿qué mensaje tienes para los albaceteños y visitantes en estos últimos días de Feria?
Invitaría a crear vínculos personales y sociales que faciliten y hagan la vida más agradable para los demás. Estos lazos deben facilitar el encuentro con Dios y entre nosotros, promoviendo así la alegría. Sabemos que cuando vivimos la fraternidad y la solidaridad con intensidad y profundidad, no solo mejora nuestra sociedad, sino que también generan una gran alegría, que es el mensaje que los cristianos intentamos vivir y anunciar.