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4 de julio de 2021

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«Cuida de él» (Lc 10, 35). Buenos samaritanos en el camino, es el título del Mensaje de los Obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana, Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española, con ocasión de la celebración de la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, que se celebra este 4 de julio de 2021, en la fiesta de San Cristóbal, patrono de los conductores, y coincidiendo con el inicio de los desplazamientos veraniegos de vacaciones.

El buen trabajo de los transportistas en el confinamiento

En su mensaje, los Obispos se dirigen a todos los que están relacionados con la movilidad humana y la seguridad vial, agradeciéndoles de parte de la Iglesia en España del buen trabajo realizado por los transportistas durante el confinamiento, que, no obstante, las muchas dificultades personales, en todo momento, con sentido de la responsabilidad, lograron abastecer al grande y pequeño comercio de todo lo necesario para la población. Los Pastores tampoco se olvidan del gran esfuerzo de los sanitarios y ambulancias para intentar salvar vidas, pues, como dice el Papa Francisco: «En la pandemia hace falta actuar como buen samaritano».

 

Y de samaritanos va nuestro mensaje

Por ello, los Obispos inspirándose en el pasaje del Evangelio de San Lucas, que nos presenta la parábola del Buen Samaritano como la respuesta de Jesús a esta pregunta del maestro de la Ley: ¿Y quién es mi prójimo? Todos estamos llamados, como peatones o como conductores, a pasar por la vida como buenos samaritanos, haciendo el bien y practicando la misericordia con el prójimo, a imitación de Jesús. Y es que un buen samaritano no solo no hace mal a nadie, sino que tampoco pasa de largo ante quien lo necesita. Ser buen samaritano es hacer de la carretera una arteria de vida, de seguridad vial, de trabajo, de comunicación, de encuentro fraterno, de riqueza cultural y económica. Un espacio para vivir el cuidado y el gozo de la familia y de los amigos.

Los peligros de la carretera

Asimismo, los Prelados recuerdan que las cifras de fallecidos y heridos en nuestras calles y carreteras, cada año se cuentan por centenares y miles, normalmente debido a alguna distracción, principalmente por el uso del móvil, exceso de velocidad, ingerir alcohol, drogas u otras sustancias que nos limitan los reflejos y la atención en la carretera. El uso del cinturón sigue siendo una asignatura pendiente para muchos conductores. Además, con bastante frecuencia, más de lo que imaginamos, hay gente que después de provocar un accidente de tráfico, incluso mortal, se da a la fuga sin pararse a socorrer, con el propósito de huir de la justicia y de sus posibles responsabilidades.

El buen samaritano no pasa de largo

Como sucede en la parábola, explican los Pastores, hay gente que, ante un accidente o necesidad urgente de ayuda, hace la vista gorda y pasa de largo, con la disculpa de que tiene prisa y muchísimo que hacer. Pero, gracias a Dios, no todos piensan ni obran así. Ser buen samaritano en el camino te complica la vida, te hace perder tiempo, dejar aparte tus asuntos y preocupaciones, o, como en el caso anterior, perder la vida. Y es que al buen samaritano le duele el dolor ajeno. Por eso, «hace falta actuar con el estilo del samaritano, que implica dejarse golpear por lo que veo, sabiendo que el sufrimiento me va a cambiar, y con el sufrimiento del otro me debo comprometer». Además, estamos obligados por ley a socorrer a los accidentados. De lo contrario, estaríamos incurriendo en un delito muy grave de omisión de auxilio.

Cuida de él

La hermosa tarea de cuidar del accidentado y humanizar esos momentos se debe ejercer según las circunstancias, y siempre con caridad, discreción y sin estorbar. Como buen samaritano, el ejercicio de la caridad en el conductor, tiene una doble dimensión. La primera se manifiesta en el cuidado del propio automóvil en su aspecto técnico y la segunda se refiere al amor hacia los que viajan, cuya vida no se debe poner en peligro con maniobras equivocadas e imprudentes que pueden causar daño, tanto a los pasajeros como a los peatones.

Practicar la misericordia

Con este mandato directo de Jesús de practicar la misericordia y hacer el bien a nuestro prójimo pongámonos en camino con responsabilidad disfrutando del viaje, cuidando la integridad física de mi prójimo, porque va conmigo en el vehículo, en el mismo carril o por el carril contrario. No olvidemos que Jesús, «Buen Samaritano de la humanidad, desea ungir cada herida, curar cada recuerdo doloroso e inspirar un futuro de paz y de fraternidad en esta tierra».

Cuidar de la familia

Estamos en el año especial dedicado a la familia y celebrando el Año de San José, el hombre bueno, justo y prudente, quien, por obediencia a Dios, hubo de hacer largos y arriesgados viajes con María para proteger y salvar la vida del niño Jesús. Con frecuencia hay familias enteras que viajan en un mismo vehículo para disfrutar, pasar juntos unos días de vacaciones, visitar a los abuelos y parientes o sencillamente salir a pasar un día feliz en el campo, cosas todas ellas maravillosas. El hecho de estar con nosotros toda la familia en el mismo vehículo exige del conductor la máxima atención y responsabilidad en la carretera, para que lo que empezó con ilusión termine felizmente.

Que la Sagrada Familia, Jesús, María y José, y nuestro patrono san Cristóbal, “cuiden” de todos los transportistas y conductores y, libres de la pandemia, podáis festejar al santo y ejercer gozosamente vuestro trabajo de transportistas o conductores con total normalidad y gozo.