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7 de julio de 2024

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]H[/fusion_dropcap]oy, 7 de julio, la Iglesia Católica celebra la 56ª Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, una ocasión anual que coincide con el inicio de las vacaciones de verano y busca fomentar una conducción segura y responsable. Los obispos del Departamento de Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española han emitido un mensaje dirigido a todos aquellos implicados en la movilidad y la seguridad vial.

Un saludo a la comunidad vial          
El mensaje comienza con un saludo a los transportistas y conductores, deseándoles «gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo». Los obispos resaltan la importancia de esta jornada, especialmente en un tiempo en que las carreteras se llenan de familias que viajan para disfrutar de sus vacaciones, así como de transportistas que prestan un servicio invaluable a la sociedad.

Los obispos también saludan a las diversas autoridades y profesionales relacionados con la movilidad: la DGT, la guardia civil, la policía de tráfico, camioneros, taxistas, repartidores, conductores de autocares y autobuses, ambulancias, bomberos, cofradías de San Cristóbal, asociaciones de transportistas, víctimas, automovilistas, motoristas, ciclistas y usuarios de patinetes. No olvidan a quienes trabajan en servicios relacionados con la movilidad, como gasolineras, restaurantes y talleres mecánicos, así como a los peatones.

La importancia de la movilidad en la sociedad actual
La movilidad de personas y mercancías es una realidad pujante en la sociedad del siglo XXI. En los meses de verano, las carreteras se llenan de vehículos particulares y transportistas que, día y noche, circulan por toda la red nacional. Los obispos subrayan la importancia de ser conscientes y agradecidos por el servicio que estos profesionales prestan a la sociedad.

Además, animan a todos, tanto transportistas como conductores particulares, a participar en los actos que se organizan en honor a San Cristóbal, patrono de conductores y transportistas, incluyendo la eucaristía, procesión y bendición de los vehículos.

La Palabra de Dios como guía en la carretera          
La Iglesia encuentra en la Palabra de Dios y en el magisterio la principal fuente y sentido de su misión pastoral. Los obispos citan a San Pablo para enfatizar la importancia de la enseñanza, corrección y educación en la justicia, que también son esenciales para la pastoral de la carretera. «Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad» (Sal 25,4), es una plegaria que invitan a hacer a todos los conductores.

Jesús: El Camino, la Verdad y la Vida         
El lema de la jornada de este año, «Yo soy el camino y la verdad y la vida» (Jn 14,6), resalta la figura de Jesús como guía y ejemplo para una conducción responsable. Jesús se presenta como «el camino» que nos lleva al Padre y a una convivencia fraterna con nuestros semejantes. Caminar con Jesús implica ser buen conductor, cumplir las normas de tráfico y respetar a los demás, no por temor a la multa, sino por amor a Dios y respeto al prójimo.

Los obispos también hacen un llamado a las autoridades competentes para que mantengan las vías públicas bien señalizadas el firme en buen estado y los arcenes seguros en buen estado, esenciales para la seguridad vial.

La verdad y la honestidad en la carretera

«Yo soy la verdad» (Jn 14,6) es otra afirmación crucial en el mensaje de los obispos. La honestidad es fundamental en la vida diaria y en la carretera. Los accidentes de tráfico son eventos desafortunados donde la verdad y la mentira pueden tener consecuencias significativas. Los obispos recuerdan las palabras de Jesús: «La verdad os hará libres» (Jn 8,32), instando a todos a actuar con integridad y transparencia.

La vida como don y responsabilidad

Finalmente, «Yo soy la vida» (Jn 14,6) subraya la sacralidad de la vida. La vida, como don de Dios, debe ser protegida y respetada en todas las circunstancias. En el contexto de la movilidad y el tráfico, esto se traduce en una conducción cuidadosa y respetuosa, siempre consciente del valor de la vida de todos los usuarios de la vía.

En este sentido, advierten sobre la importancia de usar el cinturón de seguridad, de no conducir bajo los efectos del alcohol y de las drogas, de correr a la velocidad justa o sobre el uso indebido del móvil. «Amar la propia vida y la de los demás -puntualizan- me obliga a no jugármela sencillamente por usar el móvil indebida e irresponsablemente mientras se conduce, como desgraciadamente sucede con relativa frecuencia. Todo puede esperar y el conductor debe ser consciente de la grave responsabilidad que lleva entre sus manos: cuidar y respetar su vida y la de los demás teniendo siempre presente que «en él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 18,28)». El vehículo “es un medio que se puede utilizar de modo prudente y ético para la convivencia, el trabajo, la solidaridad y el servicio a los demás”. De hecho, recuerdan y agradecen el servicio que prestan por el bien común “vehículos que son ellos mismos los instrumentos del trabajo: camión, autocar, taxi, o ambulancia”.  

Una llamada a la reflexión y la acción
La Jornada de Responsabilidad en el Tráfico no solo es una ocasión para reflexionar sobre la importancia de la seguridad vial, sino también para actuar en consecuencia. Los obispos animan a todos a tomar en serio sus responsabilidades como conductores y peatones, siguiendo el ejemplo de Jesús y poniendo en práctica los valores del Evangelio en cada viaje.

Conclusión
La 56ª Jornada de Responsabilidad en el Tráfico es un recordatorio de la importancia de la prudencia y la responsabilidad en la carretera. A través de su mensaje, los obispos manifiestan una vez más su alegría ante la fiesta del patrono de los transportistas y conductores, san Cristóbal, a la vez que expresan su inquietud con motivo de esta Jornada de Responsabilidad en el Tráfico ante el aumento de los siniestros viales y los muertos en carretera, y mantienen la firme esperanza de siniestros viales, cero.