27 de septiembre de 2020

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La Iglesia celebra este 27 de septiembre Domingo XXVI del tiempo ordinario la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, con el lema «Como Jesucristo, obligados a huir», y con la mirada puesta en los llamados desplazados internos. En esta denominación se incluye a muchísimas personas, hombres, mujeres y niños que se ven obligados a trasladarse, a migrar, dentro de sus propios países por diversas causas: emergencias humanitarias, conflictos armados, violencia generalizada, falta de trabajo… etc. La situación de estas personas no es muy conocida ni visible puesto que ocurre dentro de las propias fronteras. Esta situación se ha agravado últimamente por la crisis mundial causada por la pandemia de la COVID-19.

Entre nosotros están estas personas que, en cierto sentido se ven «obligadas a huir». Huir de la violencia, de la precariedad laboral, de la intemperie, del olvido… etc. Jesús está presente en cada uno de ellos, obligados a huir para salvarse, para encontrar un lugar donde trabajar y vivir, para recuperar la dignidad que les ha sido arrebatada. Identifiquémonos con las palabras de Jesús que nos dice «Venid a mí los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré» (Mt 1 1, 28) y ayudémosles en todo lo que esté en nuestras manos.

Nosotros mismos en nuestra Diócesis y, sobre todo, en la ciudad de Albacete hemos tenido que hacer ayudando a estas personas, hermanos nuestros, en los asentamientos de los temporeros nigerianos. Desde las instituciones diocesanas, como el Secretariado Diocesano de Migraciones, Cáritas Diocesana y la Institución Benéfica Sagrado Corazón (Cotolengo), se ha puesto nuestro granito de arena para intentar que estos hermanos nuestros, los migrantes, puedan sentirse con la dignidad humana que todos hemos recibido gratuitamente de Dios.

En su mensaje para esta Jornada el papa Francisco nos ofrece 5 verbos que pueden ayudarnos a pensar y a actuar cristianamente en esta situación de los migrantes y refugiados:

  1. «Acercarnos como prójimos». Los miedos y los prejuicios nos hacen mantener las distancias con otras personas que no conocemos y a menudo nos impiden «acercarnos como prójimos» y servirles con amor.
  2. «Escuchar». En el mundo de hoy se multiplican los mensajes, pero se está perdiendo la capacidad de escuchar. Si aprendemos a escuchar percibiremos el grito de los más vulnerables y de los desplazados.
  3. «Compartir». Hay que aprender a compartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie. La pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco, que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, y que nadie se salva solo.
  4. «Involucrar». La pandemia nos ha recordado cuán esencial es la corresponsabilidad y que sólo con la colaboración de “todos” es posible encarar la crisis.
  5. «Colaborar». Este tiempo que estamos viviendo no debe ser de egoísmo, porque el desafío que afrontamos nos une a todos y no hace acepción de personas. Debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional, la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie.

Todos nos necesitamos para seguir conjugando estos verbos tan comprometidos. La experiencia de Jesús, obligado a huir, es fundante. Sabemos que él entiende, acompaña y fortalece a cada persona obligada a desplazarse. Es una suerte poder colaborar con Él como pobres mediadores.

Deseo agradecer al Secretariado de Migraciones, con su nuevo Director Rvdo. D. Miguel Giménez Moraga, que nada más tomar posesión de esta responsabilidad ha tenido que hacer frente con su equipo a esta realidad que estamos viviendo en Albacete con los hermanos nigerianos; a Cáritas Diocesana, igualmente con su nuevo Delegado diocesano Rvdo. D. José Antonio Abellán Jiménez, a las Religiosas de la Congregación de Ntra. Sra. de la Consolación que, junto con los cientos de voluntarios y empresas particulares, saben hacer frente a la necesitad básica del alimento para estas personas u otros necesitados, todas las parroquias, conventos y monasterios de la diócesis que con los donativos de sus fieles todos los días dan ayuda al migrante, refugiado y necesitado. No quiero olvidar a las instituciones civiles y Cuerpos de Seguridad del Estado, pido al Señor que con su ayuda sigan realizando su trabajo ejemplar.

Imploremos a nuestra Madre del cielo, Santa María de Los Llanos, con la nueva invocación de la Letanía, “María, Consuelo de los migrantes”, hoy especialmente, por las personas desplazadas internamente.

CELEBRACIÓN DIOCESANA

Esta Jornada de las Migraciones se va a celebrar diocesanamente con una Eucaristía presidida por el obispo de Albacete, a las 12 de esta mañana, en la parroquia de San Vicente de Paúl.