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12 de noviembre de 2023

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]ste año el Día de la Iglesia diocesana invita a quitarse ese “sentimiento” de “cierta vergüenza” para mostrar “Orgullosos de nuestra fe” lo que somos y lo que hacemos, con humildad, convencidos de que Cristo y el Evangelio hacen de este mundo un lugar mejor. Reforzar ese sentimiento de pertenencia de los creyentes para “tocar” su corazón, también el de aquellos que, por distintas circunstancias de la vida, se han alejado de la práctica religiosa. La celebración y la vivencia de la fe son un motivo de alegría en un mundo sediento de esperanza. También es una oportunidad para reconocer y agradecer todo el bien que hace la Iglesia. En este Día tan especial, hablamos con nuestro Obispo, D. Ángel Fernández.

¿Qué sentimientos le produce el Día de la Iglesia Dio­cesana?     
Un sentimiento gozoso que hace presente una gran realidad cristiana. Somos miembros de una importante institución de la Iglesia Católica que llamamos “diócesis”. Una gran familia de cris­tianos donde se integran numerosas familias. La Diócesis aparece como una gran familia que inte­gra las familias cristianas establecidas en un lugar o territorio común. Su visibilidad se hace presen­te en las celebraciones litúrgicas, en la formación cristiana, en la atención de caminar juntos bajo la guía de un “pastor”, el obispo diocesano.

Este año, un lema: Orgullosos de la Fe. ¿Por qué sen­tirse orgulloso? 

El sentimiento de orgullo es la causa de haber sido bautizados; momento en que comenzamos a vivir en la fe que hemos recibido y a transmitirla con el mandato de Jesús a todos los hombres y mu­jeres de buena voluntad. La fe es un don, un regalo del Señor Jesucristo en nuestras vidas. El Bautismo nos regala el orgullo de ser cristianos, de habernos incorporado a la Iglesia, a la familia de los hijos de Dios.

¿Qué pide nuestro obispo a los diocesanos de Alba­cete? 

Que muestren su ser cristiano con el ejemplo de una vida ejemplar y con la transmisión de las en­señanzas de Jesucristo contenidas en el Evangelio y en la doctrina de la Iglesia de Jesucristo, trans­mitida y vivida a lo largo de los siglos.

¿Cómo podemos reforzar nuestro sentimiento de per­tenencia y agradecimiento a nuestra Iglesia? 

Sintiéndose parte importante de la Iglesia de Je­sucristo y manifestándolo con nuestra asistencia y participación activa en la vida parroquial y en el comportamiento cristiano, que nos ha tocado vi­vir. Ser testigos de la fe y constructores del Reino de Dios aquí en la tierra y en los lugares y con las personas con quienes nos relacionamos o vivimos. Por último, colaborando activamente en las cele­braciones litúrgicas, formándonos con las ense­ñanzas evangélicas y cuidando desde el amor y el servicio a los más necesitados.

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TESTIMONIOS

Hoy es día de fiesta, de celebración, en el que recordamos y agradecemos nuestra pertenencia a una comunidad cristiana. Un día para el agradecimiento y para tomar conciencia de que somos miembros de una gran familia. Lo que la Iglesia hace es gracias al tiempo, las cualidades, la oración y el apoyo económico de todo el pueblo de Dios.

Estoy muy orgullosa de pertenecer a la Iglesia, es lo mejor que tengo en esta vida. Por eso vivo muy tran­quila, muy feliz y no tengo miedo a morirme ni a nada, estoy muy con­forme. Siempre he estado en la Iglesia, he tenido mucha faena en mi vida, pero particular­mente los domingos, siem­pre he estado en la parro­quia. Manuela Conejero Sánchez, jubilada parroquia San Roque de Almansa

Hace un año celebraba las bodas de oro. Doy gracias a Dios, cada día, por ser miembro de la Vida Con­sagrada, por fijar sus ojos en mí. Doy gracias por ser “hija de la Iglesia”, motivo que movió a M. Rosa Mo­las Vallvé a fundar la con­gregación a la que perte­nezco. Gracias, Señor, por todo y por siempre. Lola Marco Alegre, Hna. de Ntra. Sra. de la Consolación

El orgullo de mi fe no reside en imágenes o flo­res. Está en mis inicios como cofrade, cuando fui consciente de que la Her­mandad es mucho más que una pro­cesión. La palabra Hermandad me habla de unión, pasión, compromi­so, solidaridad y, sobre todo, de per­sonas y fe, de que somos Iglesia. Agustín F. Martínez Roldán, Presidente Hermandad Nuestro Padre Jesús de Liétor

La Iglesia no es como la mayoría piensa. No es una cárcel de tradición. Los valores de la Iglesia no te encierran y te oprimen, sino que te permiten ser verdaderamente libre. La Iglesia me enseña a ser libre amando a los demás, a recibir cuando doy y a amar aun cuando todo se pone en contra. La Igle­sia me ayuda a salir de mi ombligo, de mi egoísmo, y dar todo por los demás. La Iglesia me enseña a amar, respetar y acoger, al igual que ella, por medio de Dios, nos ama, respeta y acoge aun cuando fallamos o hacemos daño. Siempre estaré orgulloso de formar parte de esta gran familia que Dios nos regala.  Pablo Calonge Rozalén, Delegación Pastoral Universitaria.

Como bien dijo el papa Francisco en la JMJ Lis­boa 2023: “En la Iglesia hay lugar para todos, to­dos, todos”. Y eso lo experimenté cuando entré en el grupo de jóvenes de mi parroquia. Me aco­gieron como a uno más desde el primer momento y me ayudaron a seguir este ca­mino. Esto es un ejemplo de lo que es la Iglesia, una gran fa­milia con las puertas abiertas en la que nos apoyamos unos a otros a seguir a Jesús. Él es nuestro Padre, el que nos une y el que nos invita a cada uno de nosotros a no tener miedo y a entrar en esta gran familia. Carlos Martínez Arenas, joven parroquia San Blas de Villarrobledo.

Estamos orgullosos de pertenecer a esta gran fa­milia que es la Iglesia. Queremos dar las gracias por todas las personas voluntarias que forman parte de ella: nuestras cate­quistas, los monitores del campamento y to­dos aquellos que nos ayudan a seguir a Jesús para que seamos mejores amigos. Carlos e Irene Martínez Valero, niños de la parroquia Corazón de Jesús de Hellín.