2 de agosto de 2020
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l grupo de Cáritas Parroquial Nuestra Señora de la Paz y Santa Teresa está compuesto por 24 voluntarios de edades entre 32 y 79 años que conviven en su acompañamiento con 54 familias de barriadas situadas a las afueras de la ciudad y que arrastran, durante décadas, situaciones claras de empobrecimiento. Su objetivo no es otro que crear barrio, empoderar a las familias y que ellas sean las verdaderas protagonistas de su propio proyecto de presente y futuro de barrio y por tanto de ciudad, para ello no se limitan a sus posibilidades reales, sino que implican al Ayuntamiento a través de su Asociaciones de Vecinos y las Trabajadoras y Educadoras sociales que tienen su destino profesional con estas familias.
Y llegó la pandemia… y estos planes hubo que aparcarlos y no les quedó más remedio que reinventarse de nuevo para paliar el nuevo escenario que se avecinaba. Un tiempo especialmente complicado para las familias con las que trabajan, cuyas situaciones de necesidad se alargaban en el tiempo, aumentando situaciones de riesgo y de vulnerabilidad por la falta de trabajo y de ayudas sociales. De esta manera, se pusieron en marcha con una campaña de sensibilización ante esta situación para captar donaciones económicas y poder realizar un plan de choque que les permitiera atender y acompañar al barrio y a sus familias, paliando en la medida que fuera sea posible las situaciones de carencia y poder cubrir las necesidades básicas de alimentación. Otro objetivo de este plan era que el comercio del barrio tampoco se empobreciera más, acercando así a las familias a los pequeños comercios con gasto cero para ellos, garantizando así que las personas con las que trabajan pudieran adquirir libremente los productos básicos de alimentación y que el gasto se produjera en el mismo barrio y en los pequeños comercios.
Los meses van pasando y aumenta vertiginosamente la brecha educacional que muchos niños y adolescentes padecen por no tener los medios tecnológicos para poder seguir sus clases y realizar sus trabajos, al igual que sus familias, las cuales no tienen la formación suficiente para poder ayudarles, Había que ponerse en marcha y sin demora. Por eso, en coordinación con los Servicios Sociales están actualmente preparando otro plan de choque. Durante estos meses de verano los niños y adolescentes del barrio podrán recibir clases y tener campamento de verano gracias a la generosidad de una academia particular y al fondo económico del que disponen, gracias a la generosidad de tantas personas.
La seña de identidad de este grupo no es dar, es darse, mejor dicho, es darse dando. Un darse desde sí al otro para que desde sí mismo transforme su vida. Este gesto de cercanía al otro, esta nueva mirada, posibilita recorrer juntos el camino del otro, sintiendo que también nosotros somos vulnerables. Solo así, apoyándonos desde una nueva mirada, son capaces de nutrir desde la dignidad y el respeto a la vida, al hermano que sufre.