25 de abril de 2021
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“San José no impactaba, tampoco poseía carismas particulares ni aparecía importante a la vista de los demás. No era famoso y tampoco se hacía notar, los Evangelios no recogen ni una sola palabra suya. Sin embargo, con su vida ordinaria, realizó algo extraordinario a los ojos de Dios”. Estas palabras del papa Francisco, en el inicio de su Mensaje para la 58º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y, en coordinación con la Jornada de la Vocaciones Nativas, nos sitúan ante un nuevo panorama. La Pandemia parece que ha detenido todo, con demasiado sufrimiento, incertidumbre y ha fomentado alguna que otra excusa… La figura de San José en este año especial convocado por el Papa también nos alienta para fiarnos más de Dios, como hizo el Santo Patriarca.
Con tres palabras clave, el Papa Francisco nos propone un horizonte que más allá de nosotros mismos, señalando un factor muy importante en esto de descubrir la vocación: salir de uno mismo, arriesgarse, fiarse de Dios y no de nuestras supuestas seguridades o preferencias.
La tres Palabras del Papa Francisco son «sueño», «servicio» y «fidelidad».
Soñad y os quedaréis cortos… Qué bonita aspiración. Se trata de, como dice el Papa de tener grandes expectativas, metas altas y nobles antes que “objetivos efímeros – éxito, dinero y la diversión—que no son capaces de satisfacernos”. Y el mejor sueño es la realización del Amor: la vida sólo se tiene si se da, si se ofrece, si se entrega. Volar como águilas, no con vuelos de gallinas.
Quien no vive para servir, no sirve para vivir… Qué gran lema. Sólo se entiende en la perspectiva del amor verdadero, que lleva a la donación. El celibato, la consagración virginal, la fidelidad matrimonial madura en la lógica de la donación de uno mismo, al modo de Jesucristo. No se calcula el “peso” del sacrificio que supone elegir estos caminos porque la experiencia del Amor libera de los propios egoísmos y permite ver más allá, con vista larga para descubrir las grandes cumbres que nos señala Jesús Resucitado. “Para san José el servicio, expresión concreta del don de sí mismo, no fue sólo un ideal elevado, sino que se convirtió en regla de vida cotidiana”, dice el Papa.
“La fidelidad es el secreto de la alegría”. San José, siguiendo lo que descubre en sus sueños, sirviendo al Plan de Dios, abre espacio a la acción de Dios en su vida y en la vida de toda la Humanidad: Dios interviene en la Historia. La salvación de Jesucristo, me atrevo a decir, se abre paso por la senda que se abre con el silencio de San José y con el elocuente «Hágase» de la Madre de Dios y Madre nuestra.
Este tiempo de epidemia global, como el mundo global en el que vivimos, es un nuevo reto para los cristianos. Una oportunidad para revivir las escenas de las primeras comunidades cristianas que se enfrentaban también a un gran reto: Comunicar la salvación de Dios. Esta realidad que vivimos nos permite descubrir lo esencial de la vida, nos permite crecer para dentro. La secularización, la globalización, la digitalización, el relativismo, la postmodernidad, el transhumanismo… llamémoslo “X” … nos ha hecho vivir muy para afuera y hemos perdido mucha «Raíz» o hemos construido sobre arena siguiendo la parábola del Evangelio…
Echamos de menos abrazos, cercanía física, la presencia de personas que parecía que nunca se irían de nuestro lado. Dudamos hasta de misma Ciencia, quién lo iba a decir… Es el momento de redescubrir que Dios no quita nada, lo da todo, como decía el Papa emérito Benedicto XVI, allá por el 2005 en el inicio de su Pontificado… ¿Palabras proféticas?…
Si alguna vez te planteas la vocación, no temas hablar con Dios del tema; si conoces a una persona que puede tener vocación: no tengas miedo a plantearle la llamada de Dios. S. José se convirtió en instrumento de Dios, y el Buen Dios también cuenta con cada uno de nosotros. Si eres sacerdote y lees estas palabras: vive con alegría tu ministerio; si eres religiosa o religioso en sus ricas variantes: comunica la fuerza de tu carisma con el ejemplo de tu vida; si vives la belleza de la Alianza matrimonial, fomenta la oración en familia pidiendo a Dios que algún hijo vuestro descubra la llamada al sacerdocio o la vida consagrada. Dios sigue contado con nosotros. Dios sigue llamando.
Pedro José González