El Seminario Diocesano de Albacete: historia, vocación y futuro

El Seminario Diocesano de Albacete: historia, vocación y futuro

21 de marzo de 2025

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Leemos en el Evangelio que Jesús, de entre sus discípulos, llamó a doce para estar con Él y para enviarlos a predicar, porque sin conocer y vivir la experiencia de Jesús no se puede hablar de él.

Esta es la razón por la que la Iglesia tiene un cuidado especial en la formación de los presbíteros o sacerdotes, y para tal fin, creó la institución del Seminario Diocesano, donde se forman quienes han de “cuidar” las comunidades cristianas o parroquias.
Una de las prioridades del primer obispo de Albacete, don Arturo Tavera, fue la creación del Seminario Diocesano. Las obras comenzaron en noviembre de 1951, y una vez que este empezó a funcionar, se iniciaron las obras del que sería el Seminario Menor, en Hellín.

Desde el inicio de su episcopado, el obispo hablaba del Seminario en sus cartas circulares, llamándolo “el corazón de la Diócesis”. Invitaba a las familias a implicarse en él, animando a los hijos a estar atentos a la voz de Dios para responder a su llamada y también a colaborar económicamente para llevar a buen término la obra.

En noviembre de 1953, aunque las obras aún no habían concluido, comenzó la labor formativa en el Seminario de Albacete, con 46 seminaristas, quienes hasta entonces se formaban en los Seminarios de Murcia, Orihuela y Cuenca, diócesis a las que pertenecían las parroquias de la recién creada diócesis de Albacete.

En la inauguración del curso, el obispo Tabera encomendó a los nuevos superiores la tarea de formar sacerdotes, “cortados a la medida del corazón de Dios”. Siguiendo las palabras del Concilio Vaticano II y la Exhortación Apostólica Pastor dabo vobis, se estableció que el Seminario debía “tender a la formación de verdaderos pastores de almas a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor”.

Hasta 1970, el Seminario Mayor estuvo en Albacete y el Menor en Hellín. Ese año, bajo el episcopado de don Ireneo García Alonso, la Diócesis optó por trasladar a los seminaristas mayores a Moncada (Valencia), donde poco después se creó la nueva Facultad de Teología. Del gran edificio del Seminario de Albacete se pasó a vivir en varios pisos, en un ambiente más familiar, y abierto a otros puntos de vista y mentalidades, debido a la diversidad de seminaristas y profesores. Por su parte, el Seminario Menor de Hellín se trasladó al edificio del Seminario de Albacete.

En 1992, don Victorio Oliver, considerando que el número de seminaristas mayores, era de 33, propuso su regreso a la Diócesis para estar más cerca de su propia tierra. Para ello, fue necesario reformar un pabellón del Seminario para acoger a los seminaristas, iniciar prácticamente una nueva biblioteca, preparación de un profesorado, y preparar un profesorado, lo que supuso un impulso positivo para la Diócesis.

En el curso 2004-05, dado que el número de seminaristas había descendido considerablemente hasta solo 5, lo que dificultaba una formación adecuada, el obispo don Francisco Cases decidió que los seminaristas se incorporaran al Seminario de Orihuela-Alicante. Allí permanecieron hasta el curso pasado, cuando se determinó su incorporación, en el curso 2024-2025, al Seminario de Cuenca.

Esperemos que el reciente Congreso de Vocaciones nos marque caminos y nos ayude en el acompañamiento de niños y jóvenes, para que estén abiertos y dispuestos a acoger la llamada que Jesús sigue haciendo. Que nuestra oración y nuestro compromiso hagan posible esta misión.

Pedro Ortuño