9 de junio de 2024
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El obispo emérito de Albacete, Mons. Ángel Fernández Collado, ordenará el próximo sábado 15 de junio a cuatro nuevos sacerdotes: Erick A. López, Amador Gómez, Javier Marín y Rubén Gómez.
La celebración dará comienzo a las 11:00 h en la Catedral. Hablamos con los candidatos sobre su vocación y sus expectativas.
«Decirle ‘sí’ a Dios: una decisión que ha valido la pena»
Erick A. López del Cid. 28 años. Diácono en la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias y San Felipe Neri, Albacete.
- Erick, ¿cómo te sientes en estos días próximos a la ordenación?
Pues la verdad es que con mucha ilusión de dar un paso más en este camino tan maravilloso. Pero, a la vez, con un poco de nervios por los preparativos para la misma. También me estoy preparando con un corazón dispuesto a hacer la voluntad de Dios, abandonándome en las manos de la Iglesia para estar dispuesto a servir. Los Ejercicios Espirituales que acabo de terminar, en los que he estado en un tú a tú con Dios, me han ayudado a crecer en esa amistad con Él y poder así renovar el “¡sí, quiero seguirte, Señor!”. Estos momentos previos me hacen recordar especialmente ese momento en el que dije sí a Dios para seguirlo y servirle en este camino. Porque aquí me tiene Dios, y digo que ha valido la pena y sigue valiendo la pena dejarlo todo para estar con quien lo es todo.
- ¿Qué tipo de sacerdote necesita hoy nuestra sociedad?
Todo sacerdote debe ser fiel a Dios, porque si es fiel a Dios, será fiel a la Iglesia y a la comunidad, sirviendo con el mismo espíritu de Cristo.
- ¿Cómo es el proceso de la vocación?
Lo importante de la vocación es tener en claro dos cosas: la primera es que hay una llamada. Dios llama de distintas maneras, ya sea por una experiencia interior, ya sea por medio de algún amigo o un sacerdote, o por la experiencia de un retiro. No importa cómo, lo importante es que Dios te llama y te dice “ven y sígueme”. Pero luego hay un segundo paso que es decisivo, ya que implica tu respuesta a esa llamada en medio de muchas voces que puedan resonar en tu interior. Saber hacer un alto y decir “sí, aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. No tengas miedo; aunque en la actualidad pueda parecer un estilo de vida pasado de moda, no lo es. Recuerda que Cristo es siempre nuevo.
- ¿Cómo está siendo tu primera experiencia pastoral?
Está siendo una experiencia muy enriquecedora en la vivencia de los sacramentos y el compartir con la gente. Estoy aprendiendo mucho sobre cómo estar presente y tratar con las personas en sus distintos grupos y edades.
“Busco tener los mismos sentimientos de Cristo”
Amador Gómez Honrubia. 29 años. Diácono en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, Albacete.
- Amador, ¿cómo te sientes en estos días próximos a la ordenación?
El sacerdote ante el altar debe tratar de reproducir en su alma todo lo que ocurre sobre el mismo, donde es inmolado el mismo Jesucristo de forma incruenta. San Pedro Crisólogo dirá “Sé sacrificio y sacerdote de Dios”. Por tanto, de cara a la ordenación, sólo busco tener los mismos sentimientos de Cristo para buscar la identificación con Él.
- ¿Qué tipo de sacerdote necesita hoy nuestra sociedad?
El sacerdocio del siglo XXI es exactamente el mismo que el de cualquier otro siglo de la historia de la Iglesia, pues Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre, y la naturaleza del hombre y del pecado no varía. Así, es el mismo Cristo el que tiende la mano al mismo hombre pecador hoy y siempre. Pero hoy es más importante que nunca ser sacerdotes fieles a Cristo y a su Iglesia.
- ¿Cómo es el proceso de la vocación?
No existe acción que pueda llevar a cabo un hombre más trascendental que la celebración de la Santa Misa y la absolución de los pecados en la confesión. Y no es que el hombre lo haga por sí solo, sino que lo hace en la persona de Cristo, lo cual lo hace todavía más misterioso. Esta vocación, por la cual lo primero es alcanzar a Dios para llevar a Él a todos los hombres, llena toda la vida, todo el corazón del hombre que la acepta. Por eso siempre hay que decirle sí al Señor.
- ¿Cómo está siendo tu primera experiencia pastoral?
La experiencia pastoral en la diócesis de Albacete muestra cuánta necesidad hay de sacerdotes disponibles para que los fieles puedan continuar acudiendo a ellos en la celebración de los sacramentos y ser instruidos conforme a la doctrina de Jesucristo. Como dice el papa Francisco, la Iglesia tiene que ser de puertas abiertas, para que todos tengan dónde buscar, encontrar y amar a Jesucristo, el único que puede salvarnos.
«La llamada surge del testimonio de sacerdotes«
Javier Marín Martínez. 43 años. Diácono en la parroquia Santa Quiteria, Higueruela y Nuestra Señora de los Remedios, Hoya Gonzalo.
– Javier, ¿cómo te sientes en estos días próximos a la ordenación?
Encuentro muchos sentimientos, pero sobre todo el de GRATITUD. Primero a Dios por su llamada que ha ido tomando forma a lo largo de estos años hasta dar este paso. Segundo, a nuestro obispo emérito, D. Ángel, por su generosidad y confianza. Tercero, a tanta gente buena que formamos la Iglesia diocesana de Albacete y con la que he podido compartir y aprender…
– ¿Qué tipo de sacerdote necesita hoy nuestra sociedad?
Abrazo permanente a la idea de configurarse con Cristo Pastor en este tiempo que nos toca vivir, con autenticidad y frescura cuidándose para poder cuidar, al ritmo de la Iglesia y siempre unido a ella, al Papa y a sus pastores y todo el pueblo de Dios.
– ¿Cómo es el proceso de la vocación?
La llamada al sacerdocio nace de parroquia, cuando era monaguillo, del testimonio de los sacerdotes. No ha sido camino fácil, encuentras momentos de luz y momentos de no ver, tropiezos e impulsos, pero la certeza de que Dios me ha acompañado en este camino y me sigue acompañando. Con la ordenación sacerdotal no acaba todo. Sigue la formación, el aprendizaje y la ilusión de trabajar codo con codo con los compañeros y con la gente.
– ¿Cómo está siendo tu primera experiencia pastoral?
Quedé marcado por la experiencia misionera en La Paz (Bolivia) y agradecido por el testimonio de entrega de compañeros. Este año, es una experiencia de sencillez, sensibilidad y cercanía es lo que encuentro y muchas anécdotas que al recordar te roban una carcajada.
“Quiero estar, cada día, abierto a su llamada”
Rubén Gómez Magdaleno. 47 años. Diácono en la parroquia de La Asunción de Nuestra Señora de Yeste y aldeas.
Rubén, ¿cómo te sientes en estos días próximos a la ordenación?
En estas fechas en que se aproxima mi ordenación sacerdotal, mis sentimientos son de una profunda acción de gracias al Altísimo, de quien un día intuí que me llamaba para trabajar en su mies. Recuerdo cómo me fue seduciendo y las emociones tan maravillosas que experimenté. Aunque comparable a un enamoramiento, su efecto en mí fue un cambio de la perspectiva de la vida, desde la fe. En estos días también le pido al Señor que me ayude a ser fiel al don de su vocación, siendo consciente de las limitaciones humanas, pese a que uno siempre quiera dar lo mejor de sí.
- ¿Qué tipo de sacerdote necesita hoy nuestra sociedad?
Las posturas entre la gente son encontradas. Desde el clásico dicho que la Iglesia necesita sacerdotes santos, hasta los que te dicen abiertamente que la Iglesia debe cambiar. Yo personalmente pienso que se debe atender tanto a los que están más arraigados en la comunidad parroquial, como a aquellos que están alejados, de los cuales no se puede decir que carezcan de fe. El referente del sacerdocio será siembre Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, que se caracterizó principalmente por su misericordia y su celo por la salvación de todos; él es el Buen Pastor, que entregó la vida por su rebaño.
- ¿Cómo es el proceso de la vocación?
La llamada vocacional, aunque tiene un inicio, es siempre dinámica, porque Dios cada día nos puede enviar una misión concreta, como pueden ser los problemas particulares de cada persona a lo largo de su vida. Además, el Obispo nos puede cambiar de destino cada cierto tiempo, con todas las variaciones pastorales que conlleva. La cuestión es estar siempre abierto a cada llamada.
- ¿Cómo está siendo tu primera experiencia pastoral?
Llevo más de un año y medio destinado en Yeste y sus aldeas. La labor pastoral en las zonas rurales y de serranía siempre se ha considerado como la más ardua en cualquier diócesis, debido la dispersión de la población, que conlleva desplazamientos, o la escasez de fieles, por el éxodo y envejecimiento de la población. Por lo cual, ha de considerarse como una tierra de misión, en la que siempre me he sentido agradecido por la buena acogida y simpatía de su gente.