12 de marzo de 2020
|
125
Visitas: 125
[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]Q[/fusion_dropcap]ueridos fieles de la diócesis de Albacete:
Estamos viviendo un tiempo de desconcierto ante la epidemia del llamado Coronavirus (Covid-19) que está tocando a la puerta de algunas de nuestras casas.
En este momento debemos y queremos estar muy cerca de los afectados por la enfermedad y de sus familias. Agradecemos el trabajo de los profesionales sanitarios, y acogemos las disposiciones de nuestras autoridades para paliar esta epidemia hasta su erradicación.
Estos días se multiplican, con razón, las indicaciones, sugerencias y normas para afrontar el estado de emergencia sanitaria provocado por la epidemia. Estas medidas son necesarias pues buscan el bien de las personas y la pronta desaparición de este mal. Con todo, creo que esto no es suficiente; como creyentes debemos volver nuestra mirada a Jesucristo para pedir por los enfermos y por los que han muerto a causa de este virus; además de implorar que aleje de nosotros este mal y nos conceda la salud.
En esta situación que nos toca vivir y habiendo iniciado el tiempo litúrgico de la Cuaresma, que nos prepara a celebrar el Triduo Pascual, es conveniente recordar que necesitamos de la fuerza de Dios para caminar en esta vida; que no podemos dejar de lado el consuelo y la fortaleza que nos da saber que somos hijos de Dios, “que en la vida y en la muerte somos del Señor” (Rom14, 8). Ahora, más que nunca, necesitamos renovar nuestra confianza en Dios, recobrar la esperanza en sus promesas y reavivar en nosotros el don de la fe, la esperanza y la caridad.
El miedo está siendo otro virus que nos paraliza, desechemos este miedo. No nos encerremos en nosotros, buscando solo nuestro bien, abrámonos al bien de los demás, practiquemos la caridad con los que están sufriendo esta circunstancia adversa. Por todo esto, os pido a todos los fieles de la Diócesis que intensifiquéis la oración en favor de los enfermos y sus familiares, como también por los difuntos, haciendo:
- Peticiones en el momento de la Oración de los fieles en la Eucaristía.
- Los que rezáis la Liturgia de las Horas, haced una petición por esta intención.
- Donde hay adoración eucarística, elevad preces especiales pidiendo el fin de la epidemia.
- Ofreced el rezo del Santo Rosario por estas mismas intenciones con la confianza de que la intercesión de la Virgen es siempre poderosa.
- Que cada uno en su oración personal ponga ante Jesucristo la situación que vivimos, y pida el don de la fortaleza, la confianza y la esperanza.
A la Madre del Señor y Madre nuestra, Santa María de Los Llanos, encomendamos nuestra vida y le pedimos nos proteja de todo mal. Os propongo hacer la oración del Papa Francisco a la Virgen ante la epidemia del coronavirus:
“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén”
Con mi afecto, oración y bendición.