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18 de junio de 2023

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l decano de la facultad de derecho canónico de la Universidad Pontificia de Salamanca, Dr. José San José Prisco, fue el encargado de impartir la conferencia de fin de curso del Instituto Teológico Diocesano de Albacete. Aprovechamos su presencia para hablar con él acerca del proceso sinodal en el que se encuentra la Iglesia, ahora en la fase continental. 

– José, si te parece comenzamos profundizando en qué es la sinodalidad.

Sinodalidad es una palabra que procede del griego. Literalmente significa hacer camino juntos, caminar juntos, caminar al lado de otros. Se ha elegido como proyecto, para este tiempo de la Iglesia, porque el Papa Francisco está muy interesado en que todos los fieles, todo el Pueblo de Dios, se haga corresponsable de la misión de la Iglesia. Esta corresponsabilidad significa que pastores, fieles, consagrados… tenemos que caminar juntos, colaborando mutuamente para la única misión de la Iglesia. Anunciar el Evangelio en el momento presente.

– Sin embargo, no todo lo que estamos viendo en este tiempo de Sínodo, verdaderamente es sinodalidad.

Sí, porque paralelamente al proceso Sinodal propuesto por Francisco ha surgido el llamado camino sinodal alemán, el cual, ha creado un poco de desconcierto y confusión. El sínodo alemán ha ido encaminado, desde el principio, más en temas como los abusos de menores, el sacerdocio femenino y otros temas relacionados con la moral sexual. Esto ha infectado al resto de los lugares y en muchas reuniones han salidos estos mismos temas que el Papa Francisco no está sometiendo a debate.

– Nos podrías hablar de buenas prácticas dentro del proceso Sinodal

El Papa se ha centrado en tres: Una es el diálogo que conlleva siempre escuchar -añade el Papa- «escuchar es más que oír». En la Iglesia tenemos que aprender a escucharnos unos a otros. A veces hay una especie de recelo entre unos y otros cuando lo que debe haber es una verdadera complementariedad.

Segundo, la integración: El Concilio Vaticano II, con la teología del Pueblo de Dios, nos recuerda que en la Iglesia la igualdad es el principio que nos une a todos y que nace del bautismo. El bautismo nos hace a todos miembros de la única Iglesia, iguales en todo. El Papa nos pide, en este camino, que integremos a todos los bautizados y no sólo a los que habitualmente cooperan en la Iglesia sino también a otras personas que siendo bautizadas pueden sentirse alejados o están realmente alejadas de la Iglesia.

Y, en tercer lugar, ha insistido mucho el Papa, es que el Sínodo es un ejercicio espiritual. Es decir, es una reunión que viene inspirada por el Espíritu Santo, animada por la oración común y desde ella buscar la verdad del Evangelio y, desde esa verdad, implicarnos en algún compromiso concreto para la transformación de la realidad según el Evangelio.

El profesor José San José se despide con la esperanza de que el Sínodo aporte una clarificación de que es el propio camino sinodal para discutir realmente de lo que importa; cómo vamos a caminar juntos, a luz del Espíritu, para anunciar la verdad en el mundo.