9 de febrero de 2020

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El Papa Francisco ha hecho público su mensaje para la XXVIII Jornada Mundial del enfermo, que se celebra, como es habitual, el 11 de febrero y que lleva como título el pasaje del Evangelio, según san Mateo, «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré».

El Papa señala a aquellos hermanos enfermos que atraen la mirada y el corazón de Jesús. “De ahí viene la luz para vuestros momentos de oscuridad, la esperanza para vuestro desconsuelo. Jesús os invita a acudir a Él: «Venid». En Él, efectivamente, encontraréis la fuerza para afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen en vosotros, en esta “noche” del cuerpo y del espíritu. Sí, Cristo no nos ha dado recetas, sino que, con su pasión, muerte y resurrección, nos libera de la opresión del mal”.

La Iglesia —expresa Francisco— desea ser cada vez más —y lo mejor que pueda— la “posada” del Buen Samaritano que es Cristo (cf. Lc 10,34), es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo. En esta casa, podréis encontrar personas que, curadas por la misericordia de Dios en su fragilidad, sabrán ayudaros a llevar la cruz haciendo de las propias heridas claraboyas a través de las cuales se pueda mirar el horizonte más allá de la enfermedad, y recibir luz y aire puro para vuestra vida.

Al final de su mensaje, el Pontífice encomienda a la Virgen María, Salud de los enfermos, a todas las personas que están llevando el peso de la enfermedad, así como a sus familias y a los agentes sanitarios.