14 de junio de 2022
|
140
Visitas: 140
En la madrugada del 29 de abril fallecía en el Hospital de Hellín Francisco Navarro Pretel, Don Paco, párroco de Liétor desde el año 1972. Nació en Villapalacios en el año 1940 y fue criado en Bienservida hasta que ingresó en el Seminario. Fue ordenado sacerdote en el año 1964. Nerpio, Hellín, Pozohondo y Liétor han sido los lugares en los que desarrolló su vida sacerdotal.
Liétor ha sido la historia y el gran amor de su vida. Cincuenta años de permanencia en esta parroquia dan buena cuenta de ello. Don Paco, desde su marcada identidad sacerdotal, ha sido cura, vecino, amigo, historiador, organista y muchas más realidades para este pueblo. Lo ha hecho desde ese saber hacer callado y constante, sencillo y hondo al mismo tiempo.
En su corazón, sin duda, habitaba una sana experiencia de Dios que supo captar con acierto lo divino y humano que constituye el centro de cada persona. Celebrar la Eucaristía, vivir la fiesta del pueblo, descubrir un ajuar árabe escondido en una cueva largos siglos, dotar de históricos y monumentales órganos a todas las Iglesias del pueblo, cuidar la memoria religiosa y cultural de Liétor recogiéndola en un Museo parroquial, supone un gran legado difícilmente olvidable para cada uno de nosotros. Don Paco ha sabido contagiar sus pasiones. Por eso, somos muchos en Liétor los que nos sentimos responsables y comprometidos con sus iniciativas. Para nosotros, recoger esta herencia religiosa y cultural es un reto que nos apasiona.
Don Paco ha sido un auténtico rastreador de Dios. Espiritualmente inquieto, a Jesús le llamaba el Señor con un respeto que estremecía. Siempre fue innovador en la manera de presentar el hecho cristiano. Era consciente de que una fe que no se cuenta en el lenguaje de la vida carece de significación para las personas.
La Virgen de Turruchel de Bienservida y la Virgen del Carmen de Liétor le acompañaron a lo largo de toda su vida hasta el propio lecho de su muerte, como una prueba más de una fe que fue al mismo tiempo trascendente y pegada al sentir sencillo de las personas a quienes se entregó.
No nos cabe ninguna duda de que Don Paco descansa en paz. Y si toda su vida fue un intento por descubrir y hacer descubrir las raíces que dan sentido a una vida fraterna, aún nos lo imag i n a m o s en la incansable búsqueda del Señor.