
D. Ángel Román es ya Obispo de Albacete

D. Ángel Román es ya Obispo de Albacete
3 de mayo de 2025
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Las campanas de la Catedral de Albacete no dejan de repicar. Es sábado 3 de mayo y pasan de las diez y media de la mañana. Ha llegado el día: Albacete recibe a su nuevo obispo. Sonrisas, aplausos prolongados en muchos momentos de la celebración, alegría en muchos y esperanza en todos. D. Ángel Román Idígoras, tras recibir la ordenación episcopal, comienza hoy su ministerio como pastor de la Diócesis de Albacete. Se convierte así en el séptimo obispo de la diócesis albaceteña, que este año celebra el 75º aniversario de su creación.
Puntual a la cita, D. Ángel Román llegaba a las puertas de la Catedral, acompañado por el arzobispo de Toledo, D. Francisco Cerro Chaves; el Nuncio Apostólico ante la Unión Europea; D. Bernardito Auza, y el administrador diocesano de Albacete, D. Julián Ros. En la puerta de la Catedral esperaba su llegada el Cabildo Catedralicio.
La Catedral de San Juan Bautista, en la capital albaceteña, lucía sus mejores galas. Más Mil fieles sentados, más de una veintena de obispos, doscientos sacerdotes y numerosos diáconos, junto con autoridades civiles y militares, se congregaron para esta histórica celebración. Con la Catedral abarrotada, los fieles que no pudieron acceder participaron de la fiesta siguiendo la celebración a través de una pantalla gigante instalada en la plaza de la Virgen de los Llanos y en el Auditorio Municipal. Una celebración retransmitida en directo por Trece Televisión y Radio María.
La celebración comenzaba con las palabras del Nuncio, Mons. Bernardito Cleopas Auza, quien, ante la sede vacante del sucesor de Pedro, recordaba al Papa Francisco como “el pontífice de la alegría” que coincide con el lema episcopal elegido por D. Ángel Román “Gaudete in Domino (“Alegraos en el Señor”). También ha dado las gracias al anterior obispo diocesano, D. Ángel Fernández, por su cuidado de la Diócesis desde noviembre d 2018 hasta abril de 2024. Por último, invitaba al nuevo obispo a cuidar de la Diócesis y de las vocaciones.
A continuación, tomaba la palabra el administrador diocesano, D. Julián Ros, quien, en nombre de todos los presentes, agradecía “a Dios por el don de recibirle como nuestro obispo y pastor”. Se incorpora, decía, “a esta porción del Pueblo de Dios que en Albacete busca con intensidad discernir cómo cumplir hoy la voluntad del Señor Jesús y llevar a todos la alegría del Evangelio”. D. Julián presentaba la Diócesis de Albacete como “tierra de María” y enumeraba las diversas advocaciones con las que es invocada la Madre de Dios en la provincia.
Julián Ros, emocionado, agradecía la presencia de todos los asistentes, y en especial la de los cuatro últimos obispos de la Diócesis y que estaban presentes: D. Victorio Oliver (emérito de Orihuela-Alicante), D. Francisco Cases (emérito de Canarias), D. Ciriaco Benavente (emérito de Albacete), y D. Ángel Fernández (emérito de Albacete y predecesor inmediato de D. Ángel Román).
La Eucaristía continuaba con su estructura habitual hasta que, tras la lectura del Evangelio, el delegado diocesano del clero de Albacete, D. Juan Ángel Navarro, solicitó al arzobispo primado de Toledo la ordenación episcopal del presbítero D. Ángel Román Idígoras. Para ello, fue necesario que el secretario canciller del Obispado, D. Antonio Abellán, mostrara y leyera el mandato apostólico.
En su homilía, monseñor Cerro Chaves señalaba a D. Ángel que llevara siempre a todos a la búsqueda de Jesús, en comunión con todos los que forman la Iglesia Diocesana y en comunión con los Obispos y Papa. En su ministerio le animaba a tener siempre presente a los preferidos de Dios: los pobres, los enfermos, los marginados… También le daba las gracias por decir “sí” al ministerio episcopal.
ORDENACIÓN. Finalizada la homilía, el ordenante principal preguntó al obispo electo acerca de su disposición para ejercer el ministerio en comunión con el Colegio Episcopal. Escuchada su disponibilidad y entrega, se invocaba la intercesión de los santos mediante las letanías.
A continuación, se llevó a cabo la ordenación episcopal mediante la imposición de manos sobre la cabeza del elegido, la imposición del Libro de los Evangelios abierto, la plegaria de ordenación, la unción con el santo crisma en la cabeza, la entrega de los Evangelios y de las insignias episcopales: el anillo, la mitra y el báculo, este último regalo de la Diócesis.
Finalizada la ordenación, llegó el momento más esperado por todos. D. Ángel Román fue invitado a sentarse en la sede de la Catedral de Albacete, convirtiéndose desde ese instante en el nuevo obispo de la Diócesis.
Recibía, en primer lugar, el abrazo de todos sus hermanos en el episcopado como signo de acogida en el Colegio Episcopal. Después, una familia, jóvenes, religiosas y seminaristas subieron al presbiterio para mostrar su adhesión y afecto al nuevo pastor. Desde ese momento, D. Ángel Román presidió su primera Eucaristía como obispo residencial.
PRIMERAS PALABRAS DE D. ÁNGEL
No faltó en la celebración una mirada a los inmigrantes, aquellos que comparten con nosotros la fe y han crecido en otros lugares. El momento fue visual y plástico. La danza africana del ofertorio lleno de color, baile y música la preparación de la liturgia eucarística. Tras la comunión, el nuevo obispo bendijo a todos recorriendo el templo y dirigió sus primeras palabras a los diocesanos. Comenzó con un emotivo “gracias a Dios por cada uno de vosotros, especialmente por quienes, a pesar de sus limitaciones, habéis hecho el esfuerzo de acudir a la Catedral”.
En sus palabras, D. Ángel, compartía su gratitud a las autoridades civiles y militares y a D. Julián Ros, “que se ha desvivido por llegar y servir a todos durante el período de sede vacante, a los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y a todos los que prepararon y engrandecieron la celebración con su servicio”. También agradeció a quienes siguieron la ceremonia desde la distancia a través de la televisión, la radio o desde centros penitenciarios.
En sus palabras, el nuevo obispo, incidía en tres hechos relevantes: el 75º aniversario de la Diócesis, el Año Jubilar de la Esperanza y la sede vacante, tanto en Roma como en Albacete. Estos tres acontecimientos, decía, “pueden marcarnos la dirección en este momento”. En su alocución, repasó brevemente la historia de la diócesis, desde su creación con la bula Inter Praecipua hasta su integración en la provincia eclesiástica de Toledo. “Somos herederos de una historia y continuadores de la misma”, subrayaba. “Aprendemos del pasado, escuchamos al presente y proponemos caminos de vida para seguir avanzando, manteniendo ese espíritu de búsqueda”, dijo.
El obispo invitaba a vivir el Año Jubilar como una llamada a la comunión, la alegría y la misión. “Somos peregrinos de la esperanza viviendo la fe en lo cotidiano, en las fiestas, tradiciones y momentos de encuentro, pero también estando presentes allí donde hay dolor, pobreza o soledad”, manifestó.
Haciendo referencia a la peculiaridad de no haber podido nombrar al Papa ni al Obispo durante la Eucaristía, animó a todos a reflexionar sobre la propia vocación: “Cada uno tiene un sitio que llenar. Faltan sacerdotes, matrimonios sólidos, hijos, cristianos comprometidos en la política… Dios sigue llamando. La cuestión es escucharlo y decirle sí: ¡Aquí estoy, mándame!”.
Como gesto final, D. Ángel invitó a todos a rezar juntos la oración Peregrinos de la Esperanza, para que todos, “anunciemos el mismo mensaje y nos sintamos protagonistas de la marcha de esta Iglesia peregrina de esperanza: humilde, abierta, que levanta y se deja levantar, que se fortalece en la comunión y en la oración” dijo. Esta oración ha sido creada en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Torrejón de Ardoz, de la Diócesis de Alcalá de Henares, de la que ha sido su párroco los últimos veinte años.
El coro Capilla musical de la Santa Iglesia Catedral de Albacete, puso el broche de oro a esta bella, emotiva y solemne celebración con el canto del himno a la patrona de la diócesis, la Virgen de los Llanos.
BIOGRAFÍA
El nuevo obispo de Albacete tiene 56 años. Proviene de la Diócesis de Alcalá de Henares, donde ha sido sacerdote durante 31 años, desarrollando su ministerio en diferentes parroquias y desempeñando diversos cargos diocesanos. El pasado 6 de marzo, la Santa Sede hizo público su nombramiento como obispo de Albacete. Quienes lo conocen lo definen como una persona con una alta capacidad de trabajo, atenta a todos y anunciador del Evangelio con creatividad.