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26 de agosto de 2021

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CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA DE APERTURA DE LA PUESTA SANTA Y AÑO JUBILAR DE LA VIRGEN DE CORTES
800 Años entre nosotros – Luz y Esperanza

Alcaraz – Santuario de Cortes, 26 de agosto de 2021

Un saludo cordial a todos los presentes en este Santuario de Nuestra Señora la Virgen de Cortes y a cuantos asistís a este acto solemne, litúrgico, piadoso y popular a través de 13Televisión. Sed todos bienvenidos a la casa de la Madre del Cielo, al Santuario de Nuestra Señora la Virgen de Cortes.

Sr. Alcalde de Alcaraz, D. Pedro Velero y corporación municipal; Excmo. Sr. Expresidente del Congreso de los Diputados, D. José Bono; Sras. Diputadas Nacionales; Subdelegado del Gobierno en Albacete; Subdelegado de Defensa en Albacete; Delegado de la JJCCM en Albacete, D. Pedro Antonio; Diputados Regionales y Provinciales; Miembros de la Junta Gestora de la Real e Ilustre Archicofradía de la Ntra. Sra. de Cortes; Miembros de la Comisión del VIII Centenario de la Virgen de Cortes; Miembros de Hermandades y Cofradias; Vida Consagrada; Hermanos Obispo; Sr. Vicario General de la Diócesis de Albacete, D. Julián Ros; Vicario de la Prelatura del Opus Dei de la Delegación de Valencia; Sr. Rector del Santuario de la Virgen de Corte y Cura-Párroco de Alcaraz; Sacerdotes, Diáconos y Seminaristas.

Celebramos este Año Jubilar para dar razón de nuestra fe, es decir para Evangelizar, para seguir evangelizando y mostrando la naturaleza y la misión de la Iglesia y de cada cristiano bautizado. La Iglesia nace para evangelizar. Esta es nuestra tarea, nuestro ser y nuestra misión, personal y comunitaria: “Evangelizar”. Y lo hacemos ayudados y acompañados por María, la Madre de Jesús y nuestra Madre del Cielo, la Santísima Virgen de Cortes. Esta ha sido y seguirá siendo la misión y tarea prioritaria de mi ministerio episcopal y la de esta Iglesia particular de Albacete: “Anunciar a Jesucristo”, dar a conocer su Persona y su Evangelio e invitar a todos los creyentes en Cristo a formar parte de esta Iglesia, la familia de los hijos de Dios, sintiéndonos todos en ella apóstoles y discípulos misioneros.

 Con la apertura de la Puerta Santa y su entrada por ella al templo para celebrar la Eucaristía, iniciamos el Año Santo Jubilar Mariano en honor de Nuestra Señora la Virgen de Cortes. Año Jubilar concedido por el Papa Francisco, al cumplirse el VIII Centenario de la Aparición de la Imagen de la Virgen de Cortes al pastor Francisco Álvarez, el inicio de su milenaria devoción hacia Ella y de la construcción de su Ermita y Santuario; lugares de peregrinación, de oración, de perdón, de cercanía con nuestra Madre del Cielo, de curación y de gracias maternales y divinas.

El Año Jubilar viene acompañado por la Bendición Papal y la concesión de la Indulgencia Plenaria, que nos libra de la pena total adquirida por todos nuestros pecados. Para hacerse efectiva esta gracia divina, durante este Año Jubilar, debemos confesar todos nuestros pecados y, al ser perdonados, acercarnos a comulgar el Cuerpo del Señor. Igualmente, debemos rezar por la persona y las intenciones del Papa Francisco y del Obispo Diocesano; debemos realizar alguna obra de misericordia, de piedad o de caridad; debemos rezar el Padre Nuestro, la Salve, el Credo, el Ave María, la oración compuesta para este Año Jubilar. Esta gracia de la Indulgencia Plenaria puede ser también aplicada a los difuntos como signo de recuerdo y amor hacia ellos.

El Jubileo es un tiempo de gracia destinado a promover la santidad de vida, a consolidar la fe, a favorecer las obras de caridad y la comunión fraterna en el seno de la Iglesia y en la sociedad; a recordar y animar a los creyentes a manifestar con su vida y sus obras una profesión de fe más sincera y más coherente en Cristo Salvador, y de más amor y cercanía a su Madre y nuestra madre, la Santísima Virgen María, la Virgen de Cortes.

Existe constancia de la devoción a la Virgen de Cortes desde el año 1222, fecha de la aparición de su bendita imagen, 9 años después de que la ciudad de Alcaraz fuera reconquistada por el Rey Alfonso VIII al ejército musulmán (1213) y consagrada su mezquita al culto cristiano.

Hoy, 26 de agosto de 2021, comienza el Año Santo o Jubilar que culminará el 8 de septiembre de 2022, solemnidad litúrgica de la Natividad de Nuestra Señora. El 1 de mayo de 2022 será también una fecha importante al conmemorar la Coronación canónica de la sagrada imagen de la Virgen de Cortes, en 1922, en el VII centenario de su aparición.

En esta mañana tan gozosa queremos expresar nuestro cariño y devoción a Nuestra Madre y Señora la Virgen de Cortes y, a la vez, queremos ponernos bajo su protección, para recibir sus ayudas celestiales como Madre de Dios y Madre nuestra. Queremos que siga bendiciendo nuestras personas y hogares, nuestras familias, nuestras parroquias y lugares de culto, y que siga estando muy cercana a sus hijos enfermos, ancianos y necesitados de consuelo, auxilio y protección.

¿Qué nos dice la Sagrada Escritura de la Santísima Virgen María? En el Libro del Apocalipsis leemos estas palabras que la Iglesia ha aplicado a María como Reina y Señora nuestra: “Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (Apc 12,1). Esta mujer, además de representar a la Iglesia, simboliza a María, la Madre de Jesús, quien en el Calvario fue confiada al apóstol san Juan como Madre nuestra y a la que él cuidó con gran esmero. Los tres rasgos con que el Apocalipsis describe a María son símbolo de su dignidad: “mujer vestida del sol”, resplandeciente de gracia por ser Madre de Dios; “la luna bajo sus pies”, indicando la soberanía sobre todo lo creado; y “una corona de doce estrellas sobre su cabeza”, como expresión de su corona real, de su reinado sobre todos los ángeles y todos los santos.

Hoy, la Madre, la Virgen de Cortes nos reúne a los que nos sentimos sus hijos, fieles devotos y a todos los que, en este día, nos emocionamos al contemplarla bellísima, feliz, adornada de virtudes, llena de Dios e intercediendo ante El por nosotros y por todo aquello que nos preocupa y necesitamos. Gracias, María por ser nuestra Madre y nuestra Reina. Eres como una luz que nunca se apaga y que ilumina las noches oscuras de nuestro vivir; eres nuestro apoyo maternal para seguir hacia adelante en el deseo de seguir e imitar a Jesucristo y ser buenos cristianos; eres quien mantiene nuestra esperanza de alcanzar un día el cielo y de lograr amar de verdad a Dios y a nuestro prójimo; y eres quien nos invita a seguir caminando como hijos de la luz sin renunciar a lo más bello y noble que hay en nuestro corazón.

Cuando rezamos confiadamente la “Salve” a María, nos dirigimos a ella como Reina y Madre de Misericordia. Cuando rezamos las letanías de Santo Rosario concretamos su misericordia para con nosotros en estas cuatro expresiones de su amor: María, “Salud de los enfermos”, “Refugio de los pecadores”, “Consuelo de los afligidos”, “Auxilio de los cristianos”.

La Virgen de Cortes es llamada por los fieles “Salud de los enfermos”, porque obtiene de Dios la gracia de la curación del cuerpo, sobre todo cuando está ordenada a la del alma. Otras veces, nos concede algo más importante que la salud corporal: la gracia de entender que el dolor, el mal físico, la enfermedad son circunstancias que el Señor permite en nuestra vida y que pueden ayudarnos en nuestra santificación. María fortalece a los que vacilan, levanta a los caídos, ayuda a disipar las tinieblas de la ignorancia y la oscuridad del error.

La Virgen de Cortes, nuestra Madre y Reina del Cielo, se nos muestra como “Refugio de los pecadores”. En Ella encontramos amparo seguro. A Ella acudimos hoy, y siempre, y la pedimos que tenga piedad de nosotros, pues queremos amar cada vez más a su Hijo Jesucristo; que tenga compasión de nuestras flaquezas y que nos ayude a superarlas, y que queremos estar, como Ella, llenos de la gracia divina y del amor de Dios.

La Virgen de Cortes, nuestra Reina y Madre del Cielo, fue durante toda su vida, y es ahora para nosotros, “Consuelo de los afligidos”, consuelo de aquellos que andan afligidos por un peso demasiado grande para llevarlo ellos solos: dolor en el cuerpo, enfermedad, sufrimientos de la vida, pérdida de un ser querido, calumnias, injusticias. etc.

Y, la Virgen de Cortes, nuestra Reina y Madre del Cielo, como lo experimentamos cada día sus hijos devotos, es para nosotros “Auxilio de los cristianos”. En Ella encontramos ayuda segura en los momentos difíciles; en Ella encontramos todas las gracias necesarias para vencer en las tentaciones y conseguir frutos de santidad en el apostolado, en el trabajo y en la familia; en Ella encontramos seguridad, el Amor que nunca abandona, el refugio constantemente abierto y la mano que acaricia y siempre consuela. En Ella encontramos a la Madre del Cielo querida, añorada y amada, a aquella a quien podemos acudir, porque es nuestra Madre, porque está junto a Dios y todo lo puede, pues somos sus hijos muy queridos y, junto a Ella, nos sentimos seguros y queridos.

Que María, nuestra Madre y Reina del Cielo, la Santísima Virgen de Cortes, nos bendiga en este Año Jubilar y nos proteja siempre con su intercesión y su amor maternal.

Que así sea.