19 de febrero de 2023
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]S[/fusion_dropcap]e cuentan por millones las personas que acuden en peregrinación a Lourdes cada año.
Entre ellas se encuentran multitud de enfermos, que adquieren un protagonismo especial.
Podríamos decir que son el centro de Lourdes, pues constituyen un Alter Christus (otro Cristo). Al ponerse a su servicio, se está sirviendo al mismo Cristo sufriente.
Del mismo modo que en Lourdes -y en tantos otros sitios- se cuida con honores y solemnidad a un Dios triunfante hecho Pan que procesiona entre nubes de incienso atravesadas por filas interminables de sacerdotes perfectamente revestidos para acompañar a Cristo en la Hostia, también se cuida con cercanía y cariño a ese mismo Dios presente en la carne del que sufre.
Allí, el servicio adquiere un carácter particular. Trasciende un activismo meramente filantrópico. No busca eliminar los padecimientos de quienes allí acuden, sino acompañarlos, acompañar al Señor en el enfermo.
Desde hace medio siglo, la Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes de Albacete acompaña, año tras año, a multitud de enfermos que buscan en el Santuario francés el consuelo de La Madre.
No cabe duda de que, si bien peregrinar a Lourdes es una experiencia única y servir allí parece más sencillo, pues todo está orientado a ello, sería hipócrita olvidarse de lo vivido al regresar. No podemos hacer parcelas estancas en nuestra vida.
Lourdes es una fuente de la que se bebe para vivir el servicio en el día a día. Tal vez de una manera más discreta, según las circunstancias en que se desenvuelve cada uno, pero constante.
Porque, de la misma manera que allí uno se arrodilla para colocar los pies de ese Cristo impedido en los reposapiés de su silla de ruedas, aquí lo podrá hacer interiormente, sentándose a escuchar los problemas de un amigo que atraviesa dificultades.
De igual modo que en Lourdes se acompaña a Cristo enfermo a las piscinas o en las procesiones, aquí se puede acompañar de otros modos, en un duelo o dando un consejo. En otras ocasiones bastará con la simple presencia.
Ahora que la Hospitalidad de Lourdes celebra un aniversario tan señalado, la peregrinación se invierte en cierto sentido, acercándose a los peregrinos que tantas veces visitaron a María en el Pirineo.
La imagen peregrina de la Virgen de Lourdes recorrerá para ello treinta y ocho rincones de la Diócesis.
De esta manera, partiendo del convento de Carmelitas de la capital, visitará multitud de localidades en las que se encuentran hospitalarios y peregrinos, varios de ellos enfermos, algunos de los cuales por edad o complicaciones de salud ya no pueden peregrinar. También tendrá parada en santuarios como El Sahuco o Cortes.
Esta peregrinación, que durará casi tres meses, dio comienzo el viernes 17 de febrero y concluirá el jueves 13 de mayo, en el templo que es casa de todos los Albaceteños: La S.I. Catedral.
Si duda será un encuentro entrañable que nos recordará la importancia de continuar en nuestra tierra lo que tantas veces hemos vivido en Lourdes.