12 de diciembre de 2021
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]N[/fusion_dropcap]uestro COF de la diócesis de Albacete, Centro de Orientación Familiar Sagrada Familia, andamos ya por los seis años de existencia. Somos jóvenes, pero seguimos creyendo que la familia es la institución más importante que tenemos. Es el punto de agarre para la persona, el refugio que le da calor y seguridad, el lugar donde siempre volvemos porque es ahí donde sentimos que estamos protegidos, acompañados, es el lugar donde nos sentimos confiados. La Exhortación Apostólica AMORIS LAETITIA dice en su número 38 “…la mayor parte de la gente valora las relaciones familiares que quieren permanecer en el tiempo y que aseguran el respeto al otro. Por eso, se aprecia que la Iglesia ofrezca espacios de acompañamiento y asesoramiento sobre cuestiones relacionadas con el crecimiento del amor, la superación de los conflictos o la educación de los hijos.”. Todo esto es lo que nos da fuerzas para seguir trabajando, con la mirada puesta en todas aquellas familias y todas aquellas personas que necesitan de nuestro apoyo y orientación, porque estamos viviendo cambios muy importantes en los ciclos de la familia, que están alterando su normal funcionamiento.
Vivimos con especial sentido de esperanza este tercer domingo de adviento, domingo de la alegría, y la pregunta que se repite en el evangelio de San Lucas que oiremos hoy, es también nuestra pregunta: “¿Qué debemos hacer nosotros?”. ¿Cómo podemos apoyar a las familias heridas? ¿Cómo podemos dar respuestas a tantos problemas que presenta la institución familiar? Nuestro centro es un medio que ayuda a dar respuesta a las propuestas que el papa Francisco plantea para estar en camino con las familias: “Intensificar el acompañamiento de las parejas en crisis…” y “Lanzar iniciativas de acompañamiento y discernimiento para las familias heridas…” Desde nuestra Diócesis y cada una de nuestras comunidades, apostamos por el desafío que supone el vivir juntos “para siempre”, que es algo tan impresionante como hermoso, tan grande como fascinante, que parece demasiado exigente y que para la sociedad actual roza lo imposible; pero para nosotros es apostar por un espacio de ayuda, de soporte, de ternura, de ilusión, de esperanza y de amor.
En muchas charlas entorno al matrimonio he oído que los ponentes comenzaban planteando una pregunta “¿es posible querer, amar, para siempre?”. Hay muchos miedos de hacer opciones que impliquen compromiso, sabiendo que exigen duración. Vivimos en una sociedad atenazada por los miedos, el miedo al compromiso, porque quizás tenemos miedo a perder nuestra libertad, pero al mismo tiempo también tenemos miedo a la soledad… Quizás no sabemos definir lo que queremos o quizás es que lo queremos todo, nuestro egoísmo personal, nuestra falta de madurez, nos atenaza y no nos deja pensar y actuar con claridad, dando a cada cosa su espacio, su lugar en nuestra vida. No luchamos por cimentar los elementos básicos que nos ayuden a construir una familia.
Aprender a amar “para siempre”, es nuestro desafío como personas, y esto lleva consigo intentar ser feliz y hacer feliz al otro. Sabemos que esto no es fácil, la vida en pareja, la vida matrimonial no es fácil, pero la vida y el vivir no es fácil, somos conscientes que encontraremos muchas dificultades, pero ante los problemas tenemos la obligación de encontrar soluciones creativas, algo que la pareja debe de hacer junta. Tenemos que alimentar el afecto, demostrando lo que admiramos a nuestra mujer o a nuestro marido, lo orgullosos que estamos el uno del otro, tenemos que vivir esa aventura. Hay que tener claro que lo que sostiene a la familia es la pareja, por eso hay que mantener vivo el amor, tenemos que ser los eternamente enamorados.
Pero hay veces que los matrimonios entran en crisis, es algo consustancial a la esencia de la vida matrimonial: crisis por los ciclos vitales del matrimonio y la familia (los hijos pequeños, hijos adolescentes, vejez, viudedad…), las crisis personales (por elementos internos o externos). Las crisis en sí no son algo malo, son momentos de nuestra vida que debemos afrontar, buscar soluciones que nos ayudarán a crecer como personas y como parejas, las crisis nos ayudan a progresar, prosperar y desarrollarse en el amor. Desde el COF, el Centro de Orientación Familiar de nuestra diócesis, os abrimos nuestras puertas para ofreceros la orientación necesaria en los momentos de crisis y dificultad en vuestra vida de parejas y familia. Como dice el Papa Francisco “…Cada crisis implica un aprendizaje que permite incrementar la intensidad de la vida compartida, o al menos encontrar un nuevo sentido a la experiencia matrimonial…Cada crisis esconde una buena noticia que hay que saber escuchar afinando el oído del corazón.” (AL232). También él nos invita a los esposos a rezar juntos, para que el Señor multiplique nuestro amor, diciendo: “Señor, danos hoy nuestro amor de cada día”.
Estamos a vuestra disposición los martes de 10 a 13 h. y los jueves de 17 a 21 h., en la calle Lepanto número 76 3º Dcha o en el teléfono 967 25 66 38. También podéis contactar con nosotros en el correo electrónico: cof@diocesisalbacete.org