12 de diciembre de 2021
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]R[/fusion_dropcap]epresentantes de las Cáritas Parroquiales en la Diócesis de Albacete que participaron en la XXII Asamblea General de Cáritas Diocesana de Albacete, acordaron trabajar para consolidar la acción caritativa en las comunidades parroquiales, sobre todo después del impacto de la COVID 19, que ha debilitado a muchos equipos.
Con el objetivo de seguir mostrando “en su ser y en su obrar el amor de Dios a través de acciones eficaces, de calidad, que se conviertan en signos de referencia y esperanza para otras acciones”, la Asamblea dio luz verde a un borrador de un modelo de referencia que servirá para articular durante los próximos tres años la creación, funcionamiento y renovación de los equipos parroquiales. Esto supondrá orientar sus modelos de trabajo a nuevos escenarios de exclusión social cuidando para ello los procesos de formación y organización, superando claramente la dimensión asistencialista y trabajando por procesos, desde la escucha y el acompañamiento de las personas últimas y no atendidas. Otro aspecto importante en el que trabajarán será en la animación, la sensibilización y dinamización de la sociedad, denunciando para ello estructuras y situaciones injustas, y trabajando por una adecuada gestión económica de forma transparente, corresponsable y eficaz.
Cada parroquia será la encargada de diseñar su Cáritas Parroquial en un proceso en el que estarán acompañadas en todo momento por Cáritas Diocesana, que coordinará todos los recursos disponibles para este fin en un proceso que se configurará en torno a 7 dimensiones.
Además de esta nueva línea de trabajo, se presentó el informe de gestión de los años 2019 y 2020 y se renovaron los representantes del Arciprestazgo de San Juan, en la ciudad de Albacete, Hellín, Peñas de San Pedro, Villarrobledo, Yeste – Elche de la Sierra y Chinchilla en el Consejo Diocesano de Cáritas Albacete. Una jornada que, pese a las limitaciones, sirvió para sentir el gozo de ser miembros de una misma familia, la Iglesia que camina de forma sinodal al lado de las personas más vulnerables.