15 de agosto de 2021
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]S[/fusion_dropcap]i algo ha puesto de manifiesto esta crisis es que son las personas más vulnerables las principales afectadas. Estos meses de pandemia han privado a los niños y niñas de su infancia al alejarlos de muchos de sus espacios habituales de ocio, de relación, seguridad y confianza, esenciales en sus procesos vitales. Desde el programa de Infancia, Adolescencia y Familia de Cáritas Albacete advierten que son necesarias iniciativas que protejan a los más vulnerables y apuesten de manera decidida por los derechos de la infancia y adolescencia, para así seguir avanzando hacia una sociedad más justa y en la que todos y todas accedan a la igualdad de oportunidades.
Cáritas Albacete trabaja desde hace años para que todos los niños y niñas disfruten de forma activa y protagonista de sus derechos fundamentales. En los espacios de participación del Programa se reivindican derechos como el derecho al juego, derecho a que los menores de edad se relacionen con sus iguales o el derecho al aburrimiento. Todos estos tan importantes para el crecimiento madurativo del niño y de la niña como otros como pueden ser el derecho a la alimentación, la salud o la educación.
La cercanía es clave; por eso este año Cáritas ha organizado una nueva edición del Campo de Trabajo con Infancia. Este espacio, que celebra su octava edición, no solo es un lugar de cercanía, en el que afianzar el vínculo con los niños y niñas a los que se viene acompañando durante todo el curso, sino también una iniciativa en la que ofrecer a jóvenes de la ciudad de Albacete la posibilidad de implicarse en la construcción de una sociedad más inclusiva e intercultural.
El ocio como herramienta de trabajo
Desde el 12 de julio y hasta el 20 de agosto, el Campo de Trabajo ha ofrecido a cerca de 60 niños y niñas una alternativa de ocio adaptada a sus necesidades. Se ha desarrollado en dos espacios diferentes, el centro social del barrio La Pajarita, para los proyectos de Nuestra Señora de Cubas y Carretas, y el local `Creciendo Juntos´ con el que Cáritas cuenta en el barrio Hermanos Falcó. A lo largo de estas semanas no han faltado las sesiones de piscina, actividades deportivas, los talleres de refuerzo escolar, en los que este año se ha hecho especial hincapié a fin de frenar los efectos de la brecha digital, y por supuesto, gymkanas y actividades al aire libre con las que se ha trabajado valores como la tolerancia, la adquisición de habilidades de vida y el respeto por la naturaleza o el reciclaje.
Los niños y niñas como protagonistas de sus derechos
Para Cáritas Albacete, la infancia es un colectivo que merece especial atención y acompañamiento por parte de su familia, la sociedad y el Estado para que accedan y disfruten en igualdad de oportunidades de todos sus derechos. Los niños y las niñas son agentes activos de derechos. Esto significa que la sociedad debe ceder el protagonismo necesario a la infancia para que puedan ejercer, lo que también para ellos/as son derechos: derecho a la participación, a ser escuchados o a expresar su opinión sobre todos los temas que les afectan. Los derechos de la infancia no se pueden ver condicionados por la agenda o voluntad de los adultos. Es necesario transformar la mirada a la infancia de un enfoque adultocentrista a una mirada más humanista, de respeto y dignidad hacia los niños, niñas y adolescentes. Este cambio de paradigma nos ayudará a poner fin a la transmisión intergeneracional de la pobreza de la que Cáritas es testigo.
El Campo de Trabajo con Infancia supone además un punto de encuentro entre jóvenes de Albacete donde compartir experiencias dirigidas al trabajo con niños y niñas de distintos barrios de la ciudad a través de diferentes actividades. Gracias a esta experiencia, cerca de 30 voluntarios y voluntarias de entre 16 y 30 años han tenido la oportunidad de sensibilizarse y conocer de cerca una realidad distinta dentro de su propia ciudad. Allí no solo han descubierto los valores por los que Cáritas trabaja, sino que han trabajado codo con codo al lado de los 3 educadores del Programa y de los niños y niñas que han participado en esta iniciativa, favoreciendo su socialización, el conocimiento, la tolerancia, el respeto mutuo y la cooperación. El compromiso personal de todos ha sido algo fundamental para poder sacar adelante esta edición del Campo de Trabajo.
El voluntariado, pieza clave en este proyecto
Josemi es uno de los voluntarios de esta edición. Tiene solo 19 años pero es el tercer año que participa en esta iniciativa, una experiencia, asegura, que le ha servido para crecer como persona, y conocer otra realidad. Se queda, dice, con la sonrisa de los niños cuando se reencuentra con ellos años tras año, o lo pasan en grande en cada actividad. Otra de las cosas que se lleva: la amistad con otras personas voluntarias, con las que comparte su forma de ver la vida.
Ellos, los voluntarios, han dado vida al grupo de trabajo. Juntos, han construido unos cimientos, motor principal para poder cambiar la sociedad, a través de los valores de compromiso, solidaridad y respeto.