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26 de junio de 2022

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]l próximo domingo, día 3 de julio, a las 19 h., en la Santa Iglesia Catedral de Albacete dará comienzo la celebración en la que serán ordenados diáconos los seminaristas Alejandro Marquina Espinosa y Saúl Muñoz González. La eucaristía será presidida por el obispo diocesano, D. Ángel Fernández. 

Alejandro Marquina Espinosa nació en Villarrobledo. A sus 25 años se encuentra realizando el año de Pastoral en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Almansa.

Alejandro, ¿qué sentimientos que surgen ante la ordenación?

Desde que supimos la fecha exacta de la ordenación de diácono fueron muchas las emociones y sentimientos que se despertaron. Según pasaron los días, los nervios empezaron a estar más presentes y, no es para menos. Hablar de la ordenación me produce, en cierto modo, algo de «vértigo» pues, después de estos siete años de preparación y formación ves ya cercano el día en el que, por completo, te entregarás al servicio de Dios y de su Iglesia, al servicio del prójimo y el necesitado. Aunque es imposible evitar el nerviosismo, mi corazón está lleno de alegría. He tenido estos días la oportunidad de descubrir en mi vida la presencia permanente del Señor y su constante llamada.

Ahora da comienzo una nueva etapa y solo espero ser capaz de responder a lo que el Señor me pide. Mi vida, al final, ya no es mía, ahora es de todos aquellos que Dios ponga en mi camino. Eso es lo que quiero vivir durante el tiempo del diaconado, siendo consciente que «yo estoy en medio de vosotros como el que sirve» (Lc, 22, 27).

¿Cómo responder a la llamada al sacerdocio hoy?

Aunque al final la decisión es de cada uno, es muy difícil responder a esta llamada, a esta vocación, si en tu camino no has estado acompañado. En el momento en el que surge esa inquietud en tu corazón, esa posibilidad, por muy remota que parezca, no intentes apagarla. Justo en ese instante hay que «ponerse en camino», comenzar un proceso de descubrimiento, preguntando en el silencio de la oración y consultando con aquellos que, sabes perfectamente, te pueden orientar. La vocación es una pequeña chispa que va abrasando poco a poco todos los resquicios de tu corazón hasta que sientes un fuego intenso al que solo puedes responder con un sí.

¿Y si eso te está pasando a ti? Quizá el Señor está a tu puerta, y te llama.

Saul Muñoz González es natural de Riopar. A sus 24 años está en el año de pastoral en la parroquia Santa María Madre de Dios de Villarrobledo. 

¿Qué destacarías antes la ordenación?

Por un lado, la fidelidad de Dios, para conmigo, pues siempre me ha acompañado y no me ha soltado de su mano a pesar de mis limitaciones. Por otro lado, el agradecimiento a mi familia, a los sacerdotes que me han acompañado y lo siguen haciendo a mis compañeros de seminario y a todas personas de las diferentes parroquias, por las que he pasado y que me siguen acompañando en este camino maravilloso hacia el sacerdocio.

Un nuevo paso hacia el sacerdocio ¿Cómo lo estás viviendo?

Pues estos días previos a la ordenación, los estoy viviendo con alegría, ya que la ordenación diaconal es un gran regalo pues Dios se fía de mí y por medio de la imposición de manos del Obispo me confiere este gran ministerio, a pesar de mis defectos y limitaciones.

Además, es un paso importante en mi camino para configurarme con Cristo, Sacerdote y Pastor, ya que el diacono tiene como labor anunciar el Evangelio, así como asistir en el altar… Siendo esta una gran labor y responsabilidad.

Al sacramento del Orden pertenece el episcopado, el presbiterado y el diaconado. El diaconado es, por tanto, el grado inferior del ministerio ordenado. Mediante la ordenación diaconal se entra a formar parte del clero y se recibe una misión y potestad eclesial, configurando al ordenado con Cristo servidor. 

Nuestros seminaristas dan un paso definitivo hacia el presbiterado. Van dando pasos firmes. Su “sí” generoso a la propuesta de Jesús, es un don para nuestra Iglesia de Albacete. Estamos contentos por su respuesta. Siempre necesitamos sacerdotes. Su vida entregada y agradecida es un regalo. 

Alejandro y Saúl viven con alegría estos días previos la ordenación. Nos piden rezar por ellos. Así lo haremos. Su corazón joven y disponible es un ejemplo para otros jóvenes que sientan esta llamada de Dios a hacer de sus vidas una entrega generosa a Dios y a los demás.