14 de febrero de 2021
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Celia Monteagudo García es la nueva Presidenta-Delegada de Manos Unidas en Albacete. Ha relevado a Pilar Martínez Cuervas-Mons que ha ocupado el puesto durante los últimos seis años. Celia nació en Madrigueras. Está casada y tiene dos hijas y dos nietos. Es Doctora en Filología y licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de Comillas, y tiene un Doctorado en Sagradas Escrituras por la Facultad de Vidyajyoti en Delhi (India). En este domingo en el que Manos Unidas celebra su campaña contra el Hambre hablamos con ella.
¿Cuándo entraste a formar parte de Manos Unidas?
Entré en Manos Unidas en 1999 para conocer la asociación, y allí me encontré con unas mujeres que eran un ejemplo de humildad, de sencillez, de saber estar, de prudencia, de mujer luchadora en silencio y, en continua oración. Estas mujeres eran de admirar puesto que a pesar de que les tocó vivir en una época en la que a la mujer casada se le educaba para tener hijos y dedicarse a la familia, y ellas habían abierto sus campos de acción y habían sabido vivir su fe dentro y fuera de su familia. Y eso fue lo que primero que me cautivó de Manos Unidas, su voluntariado.
¿Qué es lo que más te impactó de Manos Unidas?
La austeridad con que trabajaba MU (esto es posible porque es una ONGD de voluntarios), su transparencia, su forma de sensibilizar a la sociedad. Pero, sobre todo, fue por su experiencia y forma de trabajar en el campo de la cooperación para el desarrollo lo que definitivamente me convenció. Porque sus proyectos no son paternalistas, ni asistencialistas, sino que se centran en empoderar a las comunidades más desfavorecidas y vulnerables para que sean artífices de su propio desarrollo. ¿En qué campos? En la educación; en la salud; en la obtención del agua y saneamiento; en alimentación y medios de vida; en Derechos Humanos y sociedad civil; en medio ambiente y cambio climático; en derechos de la mujer y equidad.
Por diversos motivos tuviste que hacer un parón en tu voluntariado, pero pronto regresaste con un objetivo claro
Sí, regreso en 2018, una vez jubilada, y retomo el voluntariado en el Área de Formación de MU, que también compagino con Cáritas Diocesana. Mi objetivo era transmitir todo lo que había aprendido y experimentado a lo largo de los años en mis viajes a la India con los jesuitas, un camino que me ha llevado a recorrer lugares de la India, donde la miseria es extrema y te obliga a cuestionarte tu papel en la vida y a dar respuesta a mi identidad como laica y cristiana. Recorrer los suburbios de Bombay, Delhi, los poblados de aborígenes, o dar biberones a los niños abandonados en la casa de la Madre Teresa de Calcuta, no dejan indiferente a nadie.
Es de destacar que ya en primera visita en 2001, un jesuita catalán, George Gispert Saúch, me pide que me hermane con un jesuita indio, Manickam Irudayaraj, y que ante su insistencia lo hago. Y sus buenas razones tenía. Father Raj, como le llamábamos, había desarrollado una gran espiritualidad y con este hermanamiento se siente comprometido a formarme, labor que continua hasta el presente. Y me pide que transmita ese saber allá donde me encuentre. Y eso es lo que he hecho a lo largo de estos años: unas veces dando charlas, y otras por medio de los libros solidarios que he escrito.
¿Qué te ha empujado a aceptar el cargo de Presidenta-Delegada?
Principalmente por todas esas personas que me han acompañado en mi camino de fe.
La decisión no me ha resultado fácil, y aunque parezca contradictorio, la pandemia también me ha ayudado a tomar la decisión ¿Por qué? En esos largos días de confinamiento, yo me doy cuenta que lo familiar y cotidiano es falsamente tranquilizador y, sin embargo, la mayoría de nosotros establece un hogar permanente en esos ambientes. Dar un paso hacia lo nuevo es, por definición, poco familiar y experimentado; y será Dios, la vida, el sufrimiento, una enfermedad lo que tiene que darnos un empujón –a menudo muy grande– o en caso contrario no aceptaremos un cambio o un compromiso que nos exija lanzarnos al vacío. Y ese empujón lo he sentido.
Soy consciente de que son momentos difíciles en los que nos encontramos por motivo de la pandemia, pero también soy consciente y he experimentado que no todo depende de nosotros, sino que el Espíritu también hace su parte, nosotros sólo tenemos que dejarnos guiar por él. Como voluntaria estoy convencida de que uno no puede ser “un auténtico creyente y voluntario” si no confía en la ayuda del Espíritu Santo. Para empezar, es su fuerza la que nos hace dejar nuestras comodidades y dedicarnos a los demás. Y después es quien nos va a guiar en nuestro trabajo.
¿A qué retos se enfrenta Manos Unidas?
El principal reto va a ser el de contagiar solidaridad, como dice el lema de esta campaña. La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto que existe una pobreza multidimensional, que existen necesidades elementales (alimentación, agua y saneamiento, salud, vivienda, educación), y que existen 1.300 millones de personas en el mundo, afectadas por dicha pobreza.
Pero el reto no es sólo de Manos Unidas, sino de todos. “La pandemia ha puesto de relieve lo vulnerables e interconectados que estamos todos. Si no cuidamos el uno del otro, empezando por los últimos, por los que están más afectados, incluso de la creación, no podemos sanar el mundo.” (Documento Base, Manos Unidas)
La vida nos ha traído esta realidad y tenemos que aprender de manera diferente, con resiliencia, con ilusión, y siendo proactivos. Nos tenemos que readaptar, reinventar. Pero el voluntariado de Manos Unidas de Albacete sabe presentarle cara a la adversidad.
Y aprovecho esta entrevista para agradecer a la sociedad albaceteña su generosidad a lo largo de estos años y a la que animo a seguir colaborando.
El proyecto de las parroquias de este año es el desarrollo integral del hábitat en 13 comunidades en Guatemala
Resolver los problemas de acceso al agua, alimentos, hábitat… de trece comunidades de etnia Maya Chortí, en Guatemala, es el proyecto que presenta este año Manos Unidas para que sea financiado con las colectas de las Eucaristías de las parroquias de la Diócesis de Albacete.
Desde Manos Unidas Albacete, esperan que, gracias a nuestra colaboración económica, por pequeña que sea, se consiga financiar la totalidad de este bonito e ilusionante proyecto.
El pasado año, Manos Unidas Albacete se hizo cargo de un proyecto para apoyar la educación primaria en Kasungami en la República Dominicana del Congo y que a día de hoy es una realidad que permite que cada vez más niños tengan la oportunidad de estudiar en unas condiciones dignas y de recibir una formación adecuada, que es la base del desarrollo de un pueblo.
UBICACIÓN Y POBLACIÓN
Las comunidades Chortis están situadas al en departamento de Chiquimula, al este de Guatemala. Se trata de trece comunidades de etnia Maya Chortí, cuya alimentación se basa en maíz, frijol y café. Cada familia consta de nueve o diez miembros y viven en casas muy rústicas, en situación de extrema pobreza. Los niños y niñas abandonan el colegio de forma temprana para ayudar en el campo y en casa. Los adolescentes se quedan sin capacitación técnica básica para acceder a otras actividades profesionales.
BENEFICIARIOS Y MOTIVACIÓN DEL PROYECTO
Se percibe la necesidad de estas familias de resolver el problema del acceso al agua, alimentos, hábitat… para que más de 700 familias de estas 13 comunidades puedan superar la situación de pobreza y dependencia. Para ello se requiere formación, construcción de infraestructura para recolección y almacenamiento de agua, acompañamiento de 132 huertos y formación permanente en parcela, viveros, medioambiente, fortalecimiento de productores y artesanía.
OTROS PROYECTOS
Según informa Ana María Jiménez, responsable de proyectos en la delegación de Manos Unidas en Albacete, los proyectos financiados por la delegación en 2021 son muy variados.
- Formación productiva y emprendimientos en jóvenes indígenas en 12 comunidades en San Marcos, al oeste de Guatemala. Este proyecto será financiado por las diferentes actividades organizadas por Manos Unidas y por las cuotas de los socios.
- Estrategias de resilencia ante el cambio climático (sequías extremas y lluvias torrenciales) en Corredor Seco, El Salvador. Este proyecto será financiado por “Operación Bocata” y actividades realizadas en los institutos.
- Mejora de la seguridad alimentaria e ingresos de familias campesinas en la región de Mbarara, al suroeste de Uganda. Este proyecto será financiado por las diferentes actividades organizadas por las delegaciones comarcales.