También, en la liturgia dominical, en este domingo retomamos la lectura del evangelio de Marcos, después de un paréntesis en el que San Juan nos ha traído el llamado discurso del Pan de Vida, que terminó con esa pregunta de Jesús: "también vosotros queréis marcharos?" y la respuesta de Pedro: "Señor, a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna". Y la Palabra de Dios de este domingo, ya con Marcos, el evangelista del actual ciclo, nos trae un mensaje que ni pintado para este responder con fundamento a esa pregunta de Jesús, y también para el nuevo comienzo de curso, una oportunidad más de revisar, poner a punto y reajustar nuestra actividad, nuestra vida, nuestro ser cristiano.
Hoy es bueno recordar que el ser cristiano tiene que ver más con el corazón que con las leyes o normas. Tiene que ver con la adhesión a Jesús, a su Buena Noticia (Evangelio), a su estilo y manera de vivir, siempre abierto a todos, pero de una manera especial a los más necesitados, los más pobres y humildes. Esto ha sido y será siempre así.
Pero también es verdad que desde muy antiguo ha habido una tendencia a considerar y valorar que lo esencial de una religión está en el cumplimiento de una serie de ritos y se ha dejado de lado el asumir en la vida los principios vitales que encierra. Hasta nuestros días se sigue utilizando mucho la palabra Acumplir@, sobre todo referido a lo cultural y religioso. Se ha insistido mucho en que hay que cumplir los preceptos o mandamientos.
La palabra Acumplir@ significa en su sentido original completar, llenar, incluso puede connotar generosidad, como cuando se dice que se ha dado una medida cumplida, colmada, hasta rebosar. Pero también puede indicar tacañería o falsedad: Ase limita a cumplir@, Aha saludado por cumplir@. Es lo del cumplimiento, Acumplo@ y Amiento@, que tantas veces utilizamos, sobre todo cuando nos referimos a la religiosidad de los demás o para justificación nuestra. Y cuando esto pasa caemos en el ritualismo, la práctica de religión sin poner en ello corazón y vida.
El pueblo israelita, con el paso del tiempo, se olvidó de escuchar a Dios, se escuchaban a sí mismos, y estaban más centrados en toda una serie de normas y rituales que habían hecho, que en acoger la Palabra que Dios les hacía llegar a través de los profetas. Así la ley de Dios dejará de tener ese carácter positivo y liberador y se convertirá en una norma cerrada, que encorsetará la vida. En la actualidad: rezos y ritos sin convicción; ofrendas económicas o promesas, al margen del mandamiento del amor a Dios en el amor al prójimo; Acumplir el precepto@ dominical sin escuchar la Palabra desde el corazón....
Para Jesús, la alabanza con los labios, dejando a un lado el corazón, es una farsa, porque lo que no llega al corazón, tampoco llega a nuestra vida. Por eso Jesús contesta a la pregunta de los fariseos citando a Isaías: AEste pueblo me honra con sus labios pero su corazón está muy lejos de mí@. Las palabras de Jesús ponen al descubierto la hipocresía de los fariseos, que miran más a las manos sucias que al corazón limpio. Y estas mismas palabras siguen siendo válidas hoy para nosotros, que muchas veces nos quedamos en el escaparate, en lo accidental de las cosas, en las apariencias, pero no implicamos nuestro corazón. Olvidamos con frecuencia que el verdadero mandamiento es amar a Dios y al prójimo. El ser cristiano no se mide por el cumplimiento sino por la generosidad de corazón. Ser cristiano es algo más que oír la Eucaristía, que orar por los que nos preceden en la casa del Padre y por tanta gente que no cree...... Ser cristiano es seguir a Jesús, es confiar en una semilla de mostaza, es vencer al mal sólo con bien, es rezar pidiendo la gracia de su acción verdadera en nosotros, es ir a misa sabiéndome hermano de tanta gente tan dispar... Porque el culto que agrada a Dios nace del corazón, el motor de la persona donde nacen nuestras decisiones y proyectos. Con un corazón generoso se tiene todo el cuerpo a disposición, los labios, las manos, los pies… todo lo necesario para comunicarse, para tomar contacto, para caminar y avanzar, pero con el motor de un corazón entregado en las celebraciones, en las tareas y compromisos parroquiales y sociales, en el ambiente laboral, en casa con la familia....
Comienzo de curso, buena ocasión para pedir a Jesús que rejuvenezca nuestro seguimiento, que nos inspire las reformas necesarias para que su amor brille en lo que decimos y hacemos, que nos de coraje para vivir su Evangelio en clave de entrega, amor y servicio. Pongamos el esfuerzo en ASER@ y no en Aparecer@. Y Felices Fiestas y Feria.