Carmen Jiménez Tejada
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26 de enero de 2025
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Estos días ando muy ajetreada con distintas actividades, preparando el Día de la Paz y la No Violencia en el instituto, ya que el próximo jueves 30 de enero se conmemora el Día Escolar de la Paz y la No Violencia.
Educar en la paz desde la infancia y desde todos los lugares y ámbitos, especialmente desde las familias y los centros educativos, debería ser un objetivo marcado con mayúsculas en todo momento. Es cierto que admitir el ideal de no violencia absoluto es difícilmente sostenible sin caer en contradicciones personales y sociales. Recordemos que el derecho a la paz está recogido en los Derechos Humanos.
Es inevitable que, en un día como este, no se haga referencia a los aires bélicos que se respiran en tanto países. Muchos de ellos nunca serán noticia, porque hay guerras que no venden artículos de opinión, ya que no son de nuestro interés. Estos muertos no nos duelen.
Preparando un mural con mis alumnos, hemos intentado plasmar que el Día de la Paz es más que una fecha conmemorativa en un día determinado del año. En la puesta en común que hicimos para diseñar el mural, llegamos a la conclusión que el día de la paz son todos los días del año, y más que nada, una actitud, un modo de ver y entender la vida.
Cómo me gusta que los católicos comencemos el año celebrando la Jornada Mundial de la Paz, que la Iglesia celebra el 1 de enero. El Santo Padre propuso como lema para este año «Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz» casi coincidiendo con la apertura del Año Jubilar, un año de perdón y reconciliación. Busquemos la verdadera paz en todo momento, esa paz que es dada por Dios a un corazón desarmado que ama la vida.