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28 de julio de 2012
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Ya nos va dando alergia o miedo –o las dos cosas – ver u oír en los medios de comunicación algo que roce con las matemáticas: nos parece que “va de economía”…y temblamos.
El Evangelio de la MULTIPLICACION DE LOS PANES no sólo roza la economía nuestra de cada día, sino que es un dardo que clava en todo el centro de la diana.
Jesús jugó un poco a tentador diciendo a Felipe: “¿con qué compraremos panes para que coman éstos?”…era tan difícil la respuesta, como bajar la “prima de riesgo”, y, por supuesto, para alimentar al Tercer mundo, sin dejar nuestros niveles de derroche y de falso bienestar.
Jesús no esperó las respuestas imposibles de los técnicos ni de los sabios…SIMPLEMENTE ACTUÓ: Abrió SUS MANOS y empezó a REPARTIR. Las soluciones de que “otros” abran las manos y “muchos” las cierren, no es ni solución humana, ni evangélica, ni tampoco eficaz.
El Evangelio no sólo es ideal y bonito, sino también práctico y…EFICAZ. ¡Lástima que tantas veces lo recluimos en los rincones obscuros de la literatura espiritualista!
Si confiamos y somos consecuentes con el gran “foco de luz”, que es JESUCRISTO y su EVANGELIO, enfocaremos ese potencial luminoso a nuestro HOY. Seamos atrevidos para no dejar sin ese enfoque ningún sector del vivir:
– En las “autopistas” de nuestro “primer mundo” hay zonas insuficientemente iluminadas.
Vencen las pinceladas del pesimismo, la desesperación…el miedo. ¡Qué estampa del absurdo!: la potentada banca pidiendo limosna, con la mano tendida. Es como un espectro en la noche, mientras una lánguida procesión de sombras, con cara humana, con nombres y apellidas, se traga la saliva más amarga del paro y de la incógnita, nunca despejada, de su futuro sin futuro. Ni siquiera se intenta aprovechar la oferta positiva del
“AQUÍ HAY UN NIÑO QUE TIENE CINCO PANES Y DOS PECES”, como base de multiplicación de esperanzas; más bien a ese “niño” se le utiliza o se atenta contra él: son los débiles de siempre y ¡lo de siempre!: mientras los facultativos deliberan en los despachos…el enfermo se muere de asco.
“Aquí hay un niño…”. En la Parroquia de Santa María de Villarrobledo, juntando la moneditas de los niños de Primera Comunión, rompiendo TODAS sus huchas y poniéndolas en las manos de nuestro flamante misionero-médico Lorenzo Laguía, se han convertido en siete sillas de ruedas con motor para siete jóvenes sin piernas. “Aquí hay un niño que tiene…”
Otro médico pediatra español en el Chad dice que la crisis europea intenta salvar la comodidad de nuestro vivir, mientras en el Chad la crisis intenta el vivir mismo.
La generosidad y el egoísmo no caben en el mismo esquema. No hay sitio para quien o para lo que no dejamos sitio en nuestro corazón. Todo depende de la anchura del corazón. Ya recuerda el Evangelio a la hora de hacerse carne Dios que: “no había sitio para Él”. Siempre hay sitio para quien se le quiere hacer un sitio. Evitemos el bloqueo de nuestra generosidad.
El milagro de la GENEROSIDAD: Es Jesús HOY, abriendo las manos , DANDO Y DÁNDOSE. La figura de Jesús, su estilo, su Evangelio sigue siendo la respuesta a las necesidades más profundas de la persona y de la suma de personas a la que llamamos SOCIEDAD. No estaba muy de acuerdo Jesús con el SISTEMA de su época y por eso lo mataron: es fácil que hoy estén fallando los SISTEMAS, si se alejan de la Programación, del Plan de Dios, de Hijos y HERMANOS.
En ese plan de Amor-fraterno-universal está la norma de “QUE NADA SE DESPERDICIA”: sobran hasta doce canastos. Es el plan providente de un mundo “de todos y para todos””. Lo contrario nos degenera y nos avergüenza: es el sinsentido de los que acaparan o de los que están tirados en su portal buscando las migajas y… ni se les mira en su postración.
Parece que ya vamos viendo en la EUCARISTÍA que ofrecemos y comemos juntos ese signo de PAN MULTIPLICADO en la Mesa Fraterna. No es un rito ni mágico, ni vacío, ni separado de la vida: es el PAN NUESTRO DE CADA DÍA.
Ah! Y un detalle diminuto que retrata a personas o partidos: Jesús no quiere ni admite publicidad: y cuando se da cuenta de que quieren hacerlo rey, se retira al monte él sólo. Los cristianos generosos y justos actúan así: con una entrega callada. En silencio. Sin esperar nada a cambio.
Juan Miguel Romero López
Párroco de Santa María de Villarrobledo