+ Mons. D. Ángel Fernández Collado

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10 de octubre de 2020

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]C[/fusion_dropcap]arta del Obispo al comienzo del Curso Pastoral 2020-2021

El obispo de Albacete, Ángel Fernández, ha escrito una carta el comienzo de este un nuevo curso pastoral. Un curso “lleno de retos y con una compleja incertidumbre por culpa de la Covid-19. Desconocemos cómo van a transcurrir en los próximos meses nuestras vidas y el caminar de nuestras parroquias con esta pandemia que nos condiciona las agendas y las posibilidades de avanzar en actividades pastorales, pero lo hacemos conscientemente cargados de ilusión y, sobre todo, de mucha alegría. Volvemos a la Santa Misa presencial, a las celebraciones litúrgicas y actividades pastorales en las parroquias y en la diócesis” -señala el Obispo-.

El Obispo diocesano es consciente que “la pandemia del coronavirus ha producido alteraciones no solo en las dinámicas sociales, familiares, económicas, formativas y laborales, sino también en la vida de la comunidad cristiana, especialmente en la dimensión litúrgica-eucarística, de formación y de compromiso apostólico. Para impedir el contagio del virus fue necesario, y en algunos lugares aún lo sigue siendo, un rígido distanciamiento social, que tiene repercusiones sobre un aspecto fundamental de la vida cristiana: la celebración con presencia física en la Eucaristía, la Misa Dominical: «Perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común» (Hch 2,42-44). 

También en su carta Monseñor Fernández cree que “ahora ha llegado el momento de abrir las puertas, salir a los caminos e ir al encuentro de las personas con un mensaje de esperanza. Todo con las debidas medidas de prudencia y seguridad que nos indican las autoridades sanitarias, que son de obligado cumplimiento. Es el momento de sacudirnos los miedos, superar los recelos, y plantear como Diócesis las actividades, que nos permitan realizar la normativa sanitaria, de catequesis en las parroquias, celebrar los sacramentos, sobre todo la Eucaristía Dominical y diaria y ejercer la caridad desde Cáritas, el Cotolengo, Manos Unidas y otras instituciones de la Iglesia”.

En su carta expresa “su gran agradecimiento a Dios, y a vosotros cristianos de la diócesis, porque aún con las dificultades del distanciamiento social y las medidas sanitarias que nos han ido y van señalando, las comunidades cristianas de nuestra diócesis no habéis buscado nunca el aislamiento, ni habéis hecho de vuestras parroquias una ciudad de puertas cerradas. Formados en el valor de la vida comunitaria, eclesial y litúrgica habéis buscado el bien común. Con la ayuda de muchos de vosotros y el ingenio se ha podido seguir participando de “la fuente y culmen de la vida cristiana”, la Eucaristía, por las redes sociales. Estoy profundamente agradecido a los sacerdotes por el compromiso y el esfuerzo realizados por intentar dar una respuesta, del mejor modo posible, a una situación imprevista y muy compleja”.

Recuerda las tres grandes cuestiones en las que se decide nuestra credibilidad son las que propiamente constituyen la identidad de una comunidad de discípulos de Jesús: la liturgia y los sacramentos, la catequesis y la formación, la caridad y el compromiso. “Por eso al comienzo de este nuevo curso pastoral 2020-2021, os pido de todo corazón que celebremos la Eucaristía Dominical no como una carga pesada que tratamos de quitarnos de encima, sino como un encuentro gozoso con Cristo muerto y resucitado, y con el resto de los hermanos en la fe, que, vivido en la comunidad familiar, que es la parroquia, es el camino de la vida verdadera”.

El Obispo anticipa que, “comenzando el mes de octubre, presentaremos e iniciaremos, en la medida que la situación y circunstancias sanitarias nos lo permitan, el Plan de Acción Pastoral 2020-2021, distribuido para su realización en tres trimestres, ofreciendo diferentes objetivos, acciones pastorales y proyectos concretos que iremos diseñando entre todos y con las aportaciones de todos a través de las diversas instituciones pastorales y consejos existentes en la diócesis”. 

Señala que los objetivos para este curso son: disponer de un Directorio Diocesano para la Catequesis y la Iniciación Cristiana (Delegación de Catequesis y Catecumenado); la apuesta por avanzar en un estilo de parroquia viva y evangelizadora, acorde con la realidad en que nos encontramos y la escasez de sacerdotes (Delegación para el Clero); la presencia y participación activa de los laicos en la Iglesia y su misión (Delegación de Apostolado Seglar); la potenciación del apostolado de la Familia y la Defensa de la Vida (Delegación de Familia y Vida); la creación o revitalización de los Consejos Parroquiales de Economía y de Pastoral, y desde ellos avanzar en el ámbito arciprestal. También vamos a “soñar” con la creación de un “Seminario en familia”, de fin de semana, para niños, adolescentes y jóvenes (Delegación de Pastoral Vocacional y Seminario Diocesano); de otro “Colegio Diocesano” en el edificio del Seminario en la zona del antiguo Seminario Menor. Y todo esto, dejando espacio en el Plan Pastoral a la acción del Espíritu Santo, que es quien lleva adelante a la Iglesia. Además, acompañaremos estas acciones con la celebración de un Año Mariano y sus diversos encuentros y manifestaciones religiosas y populares (Delegación de Religiosidad Popular, Hermandades y Cofradias), en los arciprestazgos o en las Vicarías durante la primavera, así como a final de curso en la ciudad de Albacete. 

La Virgen María, como Madre y modelo de discípula de su Hijo, Jesucristo, acompañará el caminar de sus hijos en este nuevo curso de acción pastoral y nos preparará a celebrar con toda solemnidad y gozo el Año Jubilar en honor de la Virgen de Cortes, concedido por la Sede Apostólica en Roma, desde el 26 de agosto 2021 al 8 de septiembre 2022.

En todo momento del curso estará presente el Documento, emanado desde la Congregación para el Clero, en Roma, el pasado 20 de julio 2020: “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia” que ofrece inmensas pistas y posibilidades para renovar las parroquias.