+ Ángel Román Idígoras, obispo de Albacete

|

8 de septiembre de 2025

|

16

Visitas: 16

Llegan días esperados por todos a lo largo del año. Días de familia y de fiesta. No son sólo fiestas de Albacete: son de la provincia entera. Ya me hablaron de la Feria cuando me nombraron obispo de Albacete. Me dieron testimonio de un ambiente alegre; de gente sana y sencilla que iba a disfrutar; de una realidad acogedora que invitaba a todos a participar y a sentirse integrados.

En estos días previos, creo que es bueno preparar el corazón para no perder el espíritu tan especial de nuestra Feria. Para ello, no podemos olvidar que abre y cierra las puertas del Recinto Ferial la Virgen de los Llanos. La Madre está en medio, cuidando a sus hijos, con las cancelas de su capilla abiertas para que todos podamos visitar su imagen. Preparar las fiestas es disponer el corazón y la mente para que, durante esos días, nuestra Madre del Cielo disfrute viendo a sus hijos unidos y pasándolo bien.

En este contexto cristiano y maternal, la Feria no debe ser un paréntesis en la vida para “olvidarnos” de las cuestiones cotidianas que, sin remedio, tendremos que retomar a partir del dieciocho de septiembre. Al revés, como niños, ponemos con confianza todo en manos de la Madre. Nosotros disfrutamos de la fiesta en paz, con la certeza de saber que María nos vela. Y lo hacemos además con los hermanos, contagiándonos alegría y fortaleza unos a otros. No vivimos “mi Feria”, sino que festejamos juntos y gozamos de todos.

Esto es lo que hace posible que salgamos de estos días con ganas renovadas para seguir viviendo la vida, con lo que nos venga, pero apoyados unos en otros y todos en Dios. Y el dieciocho de septiembre no será un día de pereza para afrontar la vida normal, sino que será una gran oportunidad para construir un mundo distinto, envuelto por el espíritu de la Feria que ha creado la maternidad de la Virgen de los Llanos.

Como en las Bodas de Caná, sabemos que ella está pendiente de nosotros, que nos protege y jamás nos deja de su mano. Su intercesión nos pacífica y nos hace ser gente de futuro y de paz. Por eso podemos caminar cada día confiados, con esperanza y sin miedo. ¡Vamos a “cargar las pilas” en esta Feria!

Os comento que este año tengo que estar, justo en esas fechas, en Roma. Los obispos ordenados en todo el mundo a lo largo de cada año (creo que en esta ocasión somos unos cuatrocientos) estamos convocados a un encuentro para experimentar la universalidad de la Iglesia. Allí se nos refuerza en la tarea que tenemos los sucesores de los Apóstoles: serviros y entregarnos a vosotros.

Así es que no podré estar presente físicamente, pero mi deseo de estar a vuestro lado es tan grande que, seguro, algo de mí estará con vosotros estos días. También os llevaré a Roma con mi oración.

Y, desde el lunes quince, que si Dios quiere ya estaré por nuestra ciudad, trataré de estar a tope y poder vivir con vosotros estos últimos días de Feria.

Disfrutad de corazón y seguid creando ese buen ambiente que, en el fondo, es lo que hace que nuestra Feria de Albacete sea especial, única y de todos.

Mil bendiciones para cada uno.
¡Viva la Virgen de los Llanos! ¡Viva la Feria!