Juan Molina Rodenas
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29 de julio de 2023
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En el evangelio de este domingo, llama la atención, como en un breve pasaje se explica el reino de los cielos con cuatro comparaciones: el tesoro, el comerciante de perlas, la red y el escriba. Estas cuatro comparaciones están relacionadas entre sí.
La primera es un tesoro, este tesoro es Cristo, algo tan valioso, que vale la pena dejarlo todo por seguirlo. En esta comparativa, destaca la palabra con la que define el encuentro del tesoro y también la renuncia a todo por comprar aquel campo: “alegría”. Dice textualmente: “lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo”. El Papa Francisco nos dice que “la alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Evangelii Gaudium).
La segunda comparación del reino, es la de un comerciante en perlas finas que encuentra una de gran valor. Según la mitología griega, Afrodita, la diosa del amor, nació de una concha. Así pues, Cristo, es la perla, que se forma en el seno de la Virgen María. Él, es el Dios del amor, del amor puro, es la fuente de todo amor, quien bebe de este amor, ya nunca más tendrá sed. El comerciante en perlas finas, describe perfectamente nuestra sociedad, que, con tantas ofertas de falsos amores, de falsas perlas, le cuesta reconocer a Cristo, perla fina de gran valor.
La tercera comparativa, la establece con una red. La red es una imagen de la iglesia y su misión. Cuando uno descubre el tesoro de Cristo y su amor, termina convirtiéndose en misionero, evangelizador y trasmisor de la alegría que trasforma y llena la vida de fiesta. Esta misma idea nos la da Mateo al inicio de su evangelio en el capítulo cuarto: “vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres».
Finalmente, compara a un escriba que entiende el reino de los cielos, con un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo. Mateo, es un maestro de la ley, una persona que ha estudiado la Sagrada Escritura, y que es consciente de que tenemos que leer y comprender el mensaje de Jesús a la luz del Antiguo Testamento. Diría San Jerónimo que desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo.
El mensaje y la relación de estas comparaciones es evidente, Cristo es un tesoro, quien apuesta por Él, llena su vida de alegría. El gran tesoro que encontramos en Cristo es el amor, el motor que mueve el mundo, y por lo que verdaderamente merece la pena vivir y morir. Cuando has encontrado este amor, no te lo puedes guardar para ti, sería algo muy egoísta, hay que lanzar las redes y hacer a todos participes de la alegría del resucitado, el cual, se nos hace presente en las Escrituras que hacen arder el corazón.
Juan Molina Rodenas
Párroco de El Bonillo