Manuel de Diego Martín

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13 de septiembre de 2014

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Esta semana han empezado las clases para la casi totalidad de los niños españoles. Además se ha estrenado en algunos cursos la aplicación de la nueva Ley de Educación con el rechazo de muchos, pero con la aceptación y esperanza de los más. Y es que no puede ser de otra manera, pues algo hay que hacer cuando nos encontramos en una emergencia educativa. Que en el fracaso escolar seamos los peores de toda Europa, y que la presencia de NiNis sea masiva, no es de recibo. Es posible que con la nueva ley se puedan arreglar algunas cosas. Lo que importa es que todos en lo que nos concierna, arrimemos el hombro.

Este malestar ante el fracaso que se sufre en los ambientes educativos lo estamos sufriendo también en las parroquias. Nuestros niños se preparan para hacer la primera Comunión y después desaparecen. A algunos se los consigue retener, se preparan para recibir la Confirmación y luego también desaparecen. Da la impresión que preparamos a los niños para que reciban los sacramentos, pero no para que sean cristianos. Y esto lleva a un fracaso total.

La Conferencia Episcopal española hace dos meses hizo la presentación de un nuevo Catecismo titulado “Testigos del Señor” que está pensado para salir al encuentro de niños de diez a catorce años, y no se trata de prepararlos para recibir un nuevo sacramento, sino para hacer de ellos cristianos, que puedan tener  una verdadera experiencia de Jesús

Los sacerdotes de Albacete hemos celebrado estos día una Convivencia para preparar el nuevo curso y hemos tenido la suerte de que Juan Luis Martín, el director nacional de la Comisión Episcopal de Catequesis, que ha sido uno de los que más han trabajado en su elaboración, nos haya explicado cuales son los objetivos que se pretende con este Catecismo para que nuestros niños descubran lo que significa ser cristianos.

¡Qué buen regalo han puesto en nuestras manos! Lo que importa es que ahora los párrocos, padres de los niños, catequistas, profesores de religión, educadores cristianos lo estudiemos a fondo, y descubramos las claves que dicho catecismo nos da para ayudar a nuestros niños a crecer como cristianos. Esperamos que los frutos de este Catecismo se sientan pronto en las Parroquias y que los padres puedan ver cómo la fe prende en sus hijos.