Manuel de Diego Martín
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14 de abril de 2012
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Nuestro Obispo, desde que llegó a la diócesis, mostró el deseo de pasar estos días de pascua en plan de convivencia con aquellos sacerdotes que puedan y así lo deseen. Recuerda un poco aquello de Jesús cuando los discípulos volvieron de su primera misión y Jesús les invitó a venir a un lugar tranquilo a descansar. Pues así D. Ciriaco a los curas que estos días han tenido que vivir una actividad desbordante para asegurar la atención pastoral en estos días de Semana Santa a tantos pueblos, también les dice, venid y descansad.
Este año la convivencia se ha celebrado por tierras andaluzas. Era un viaje obligado para prepararse a la celebración del solemne evento en que un manchego, S. Juan de Ávila, sea declarado Doctor de la Iglesia Universal. La primicia de la noticia la tuvimos cuando el Santo Padre, Benedicto, en la Jornada Mundial de la Juventud, en el encuentro con seminaristas del todo el mundo en la Almudena, anunció que el teólogo español muy pronto seria declarado Doctor.
Así pues un grupo de sacerdotes unidos al Obispo han hecho esta peregrinación a los lugares más emblemáticos por los que pasó la vida S. Juan. Este santo nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) en 1499 y murió en Montilla (Córdoba) en 1569.
La primera parada fue en Montilla donde celebraron la Eucaristía en la Iglesia de la Encarnación, en la que están los restos del Santo. Después visitaron la Iglesia de Santiago, donde tuvo S. Juan la residencia habitual. Pero el apóstol de Andalucía, tal como se le llamaba, recorrió un montón de ciudades y pueblos predicando el evangelio. Así pues la gira trascurrió por Sevilla, Granada, Córdoba y otros pueblos en donde quedan recuerdos de la gran obra del santo.
Nuestro paisano manchego tiene el mérito de haber acompañado a los más grandes santos de su época: S. Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, S. Pedro de Alcántara… La conversión de esos grandes santos como fueron Francisco de Borja y S. Juan de Dios se deben en parte a la impresión que la predicación de este santo hizo en sus vidas. Y ahora nos llega el gran regalo. El Papa declara a nuestro Santo, Doctor de la Iglesia Universal, puesto que la sublimidad de sus escritos se hace merecedora de este doctorado. Este si que es un verdadero manchego para el mundo. A través de nuestros curas, que ha visitado estos lugares, nos preparamos ya a la llegada de este gozoso acontecimiento.