Manuel de Diego Martín

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8 de mayo de 2010

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El jueves pasado celebró el Sr Obispo una misa gitana en el barrio de la Estrella. Gitanos y payos llenaban el templo para recordar la memoria del mártir gitano Ceferino Jiménez, conocido como “el Pelé”, que fue fusilado el 8 de agosto de 1936 simplemente por ser cristiano.

Ceferino fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en Roma el 4 de mayo de l997 y desde entonces en dicho día se celebra su fiesta litúrgica.

Hoy que se habla de interculturalidad, vemos a lo vivo cómo el evangelio puede prender en todas las culturas. Vemos con qué fuerza el evangelio prendió en esta alma gitana, que sin dejar su identidad, vivió a tope el hecho cristiano. Se caracterizó este hombre por su amor a Jesús sacramentado; su amor a la Virgen María, en tiempos en que llevar un signo religioso era firmarse la pena de muerte, a él nadie le pudo arrancar el rosario de las manos; Recordamos su amor a los más necesitados, nadie se iba de su casa sin comer un trozo de pan. Tuvo como grandes referentes a S. Francisco de Asís siendo terciario franciscano y a S. Vicente de Paúl en las Conferencias. El era el hombre llamado a poner paz en los conflictos entre gitanos y payos.

En la ciudad de Albacete es conocido el “Cerrico” y las “Seiscientas” como los barrios de los gitanos. En Hellín son conocidas también las “Cuevas” como el Bario de los gitanos. En todos ellos hay, desgraciadamente, hoy día mucha problemática social.

Recordamos a este Beato para pedir su intercesión y que nos ayude a todos a revivir nuestro compromiso social para hacer que gitanos y payos consigamos una comunidad de fraterna convivencia.

El lunes pasado la hermana Ángeles, religiosa Avemariana, celebraba sus bodas de oro como religiosa, cincuenta años consagrada a los más pobres y más de treinta al Cerrico de Albacete. Ahí sigue llena de ilusión y esperanza.

Demos gracias al cielo por el beato Ceferino y por la hermana Ángeles, cuyas vidas nos interpelan para dar lo mejor de nosotros mismos a los barrios más pobres.