Carmen Escribano Martínez
|
13 de octubre de 2024
|
181
Visitas: 181
Últimamente he leído mucho acerca de la enfermedad de la soledad, que es catalogada ya como una plaga de nuestro siglo. En un mundo altamente comunicado viven personas cada vez más aisladas, que se sienten solas e incapaces de llegar a un encuentro cálido, sincero y cordial con otras personas. Yo quiero resaltar hoy la importancia de la amistad, de la pertenencia a un grupo que nos acoja y nos reconozca como miembros, contando con nosotros para toma de decisiones, para salir o para entrar, para divertirse o simplemente para charlar.
No sé si ustedes habrán tenido alguna vez la experiencia de encontrarse en algún lugar donde hay mucha gente y no conocer a nadie. Me ocurre con frecuencia, estando de viaje, que me descubro mirando a la gente que tengo alrededor con la esperanza de reconocer a alguien. Quizá esto sea una consecuencia de lo que es habitual en mi pueblo, en La Roda todos nos conocemos, te encuentras rodeado de caras conocidas y el ambiente nos resulta sumamente familiar. Si han experimentado ustedes esto mismo, comprenderán que diga que, si llega el momento de encontrarse en algún sitio donde nadie nos reconoce, es algo muy duro. Por eso hoy mi reflexión quiere hacerles caer en la cuenta y valorar (seguro que ya lo hacen) la importancia de pertenecer a un grupo, y la importancia de la verdadera amistad.
Para nuestro bienestar todos necesitamos reconocer y ser reconocidos, tener amigos y ser amigos. Forma parte de nuestra identidad, de hecho, me atrevería a decir que esto nos hace personas completas. Lo contrario es la soledad, que cada día se cataloga más como una enfermedad. Y para librarse de ella, se requiere cierto esfuerzo por nuestra parte, hay que ponerse en camino y romper la inercia que a veces nos impide salir al encuentro, porque nos sentimos expuestos frente a los demás. Tenemos que poner de nuestra parte, salir y buscar. Junto con Encarna, una de mis mejores amigas de hace mucho tiempo ya, al recordar desde cuando nos conocemos, siempre terminamos diciendo “… y es que nosotras nos empeñamos en ser amigas.” Así es, hay que empeñarse y ponerse en camino.
Así que hoy repasamos los grupos a los que pertenecemos y también a nuestros queridos amigos y damos gracias por cada uno de ellos.