+ Mons. D. Ángel Fernández Collado

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6 de noviembre de 2021

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]Q[/fusion_dropcap]ueridos hermanos y amigos:

La celebración del Día de la Iglesia Diocesana nos brinda, un año más, la oportunidad de poner ante nuestra mirada, con profunda gratitud, todos los dones que el Señor nos regala por medio de su Santa Iglesia. Una Iglesia que, en la Diócesis de Albacete, se hace cercana, visible y amable por medio de todos los trabajos pastorales, socio-culturales, caritativos y catequéticos que se llevan a cabo desde las parroquias, delegaciones e instituciones diocesanas. Una Iglesia en la que todos, como miembros de un único Cuerpo y unidos a su Cabeza que es Jesucristo, representada en el Obispo diocesano, somos absolutamente necesarios e irrepetibles: cada uno, respondiendo a la propia vocación (sacerdotes, vida consagrada, laicos) a la que ha sido llamado y participando en la misión única, compartida por todos, de crecer en santidad llevando la luz de Jesucristo vivo y resucitado, que está presente en el Sacramento de la Eucaristía, a todos los rincones de nuestra diócesis.

Nuestra Iglesia Diocesana de Albacete tiene delante de sí muchos campos para la evangelización. Es una Iglesia llena de vitalidad, en medio de una sociedad rural que por desgracia está perdiendo habitantes. También es cierto que nuestra Iglesia se está viendo sometida al acoso permanente de una cultura relativista y secularista que intenta olvidar a Dios y arrinconar la religión al ámbito de lo estrictamente privado; sin embargo, la experiencia nos muestra constantemente el hambre de verdad, de vida y de amor que tienen los seres humanos. Y vemos con gozo, cada día, que allí donde hay una parroquia o un colegio católico, con fuerza evangelizadora, empieza a despertarse la fe adormecida, se va creando un nuevo clima de cordialidad y de humanidad y va surgiendo el fermento de una humanidad nueva, transformada por la fuerza redentora de Jesucristo.

El lema de este año: “Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo”, nos introduce en el alma misma de la Iglesia. La Iglesia es una realidad y son las virtudes de fe, esperanza y caridad, las que nos hacen descubrir su naturaleza más profunda. La fe nos abre los ojos del corazón para ver en la Iglesia al mismo Cristo, que sigue entregándonos su vida y su misericordia en los sacramentos. La esperanza nos ayuda a comprender la Iglesia como Pueblo que camina en la historia hacia la Tierra prometida, que es el cielo, donde seremos acogidos por el amor infinito del Padre. Y la caridad nos hace experimentar el amor de Dios, derramado en nuestros corazones por medio de su Espíritu Santo y nos convierte en testigos de ese amor. 

Os invito a todos, con motivo de esta Jornada, a dar gracias a Dios por la Iglesia, a sentiros en ella como en vuestra familia y a colaborar, con vuestro trabajo apostólico y con vuestra ayuda material, a su misión y a su sostenimiento económico.

Con mi bendición y afecto:  

Ángel Fernández Collado

Obispo de Albacete