Manuel de Diego Martín

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28 de diciembre de 2013

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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]M[/fusion_dropcap]e comentaba hace unos días una buena amiga, Llanos Navarro, concejala de la mujer en nuestra ciudad, el rife rafe que tuvo un día con ciertos grupos de mujeres progresistas que airadamente le acusaban de que el hecho de que la violencia de género vaya en aumento y haya muertes de mujeres se debe a la política de los recortes del gobierno. No hay dinero, no hay subvenciones, los políticos son responsables de las muertes estas mujeres. La concejala quería defenderse argumentando que hay otras causas sociales más y no es sólo recortes de dinero. Hablaba de la falta de familia, de la falta de valores, de una sociedad cada vez más materialista, hedonista y secularizada. No se puede echar la culpa solamente a la falta de subvenciones y lleva toda la razón.

Hoy celebramos el Día de la Familia y el próximo día, uno de enero, el Día Mundial de la Paz. Son dos jornadas que se pueden unir en una, y que el Papa en el tema de su bellísimo Mensaje para el Día de la paz ha unido.

El eslogan de este año para el Día de la Paz es: “La fraternidad fundamento y camino de la paz”. Empieza el Papa en su mensaje por hacer la reflexión bíblica sobre la pregunta que hizo Dios a Caín en los primeros tiempos de la creación: “¿Dónde está tu hermano?”. En los escritos del Nuevo Testamento aparece claro que la vivencia de la fraternidad es como el DNI de lo que debe ser una actitud cristiana. El evangelio amplia el concepto de fraternidad a todos los humanos. Estuve en África diez años y veía cómo la fraternidad funcionaba un poco en la pequeña familia, a los sumo en la tribu, pero fuera ya no. Para los cristianos la fraternidad comienza en los hermanos de sangre para ampliarse a toda la humanidad porque en Cristo somos hermanos de todos.

Ciertamente en la familia, tal como la hemos entendido siempre, es la mejor escuela de fraternidad. Lo sabemos todos por experiencia. A veces me encuentro con matrimonios que sólo tienen un hijo y no tienen más porque no quieren. Y luego se desviven, corren tierra, mar y aire para encontrar los mejores medios para educar a su chiquillo/a: buenos colegios, actividades extraescolares, profesor particular…Yo les digo a veces, el mejor profesor particular que podríais encontrar para vuestro hijo/a es un hermanito. Su hermanito/a le enseñará a vivir de una manera distinta, mejor.

Cada día constatamos cómo el semillero de niños desadaptados se encuentra en los hogares desestructurados. Ahí crecen niños violentos, sin capacidad para amar y perdonar porque nadie se lo ha ensenado. Esos hogares son el caldo de cultivo para todo lo peor en nuestra sociedad. Es verdad que en familias buenísimas puede surgir algún cabra mocha que haga el tonto, pero nunca con tanta virulencia. Y suele ser una excepción a la regla.

Hoy es el Día de la familia, cuidemos y oremos por nuestras familias. El Plan Diocesano de Pastoral tiene este tema como un objetivo prioritario. En las familias nos jugamos el futuro. Las buenas familias son las que marcarán el camino de la paz para todos.