+ Mons. D. Ángel Fernández Collado
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13 de septiembre de 2021
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El Bonillo, 14 de septiembre de 2021
Santísimo Cristo de Los Milagros. Es la expresión querida y gozosa que brota espontáneamente de vuestros labios y de vuestro corazón como buenos cristianos “bonilleros”. Es la oración, la jaculatoria que surge con agradecimiento en los momentos felices de vuestra vida y en los momentos difíciles de la misma, cuando llega el dolor, los contratiempos, la pérdida de un ser querido, las dudas, el sufrimiento o la enfermedad.
Celebramos hoy litúrgicamente la Exaltación de la Santa Cruz. Celebramos al Cristo crucificado que aparece pintado sobre la cruz de nogal que veneráis en un artístico trono de plata toledana, en un precioso Templetillo. Heredasteis a través de los PP. Franciscanos de El Bonillo, P. Esteban Munera, nombrado obispo de Chasalú, en Sicilia, por el papa Gregorio XV (1621) y del P. Pedro Carralero, su confesor, la preciada Cruz que el Papa tenía sobre la cabecera de su cama mientras estaba enfermo y antes de morir. Qué regalo tan especial, sorprendente, piadoso e inesperado.
Al celebrar esta fiesta del Santísimo Cristo de Los Milagros y la Exaltación de la Santa Cruz, encontramos a Jesucristo unido íntima y totalmente a su Cruz. Una cruz que nos hace entender el amor inmenso que Dios Padre nos tiene a cada uno de nosotros, sus hijos por el Bautismo, hasta el punto de permitir que para nuestra salvación su Hijo Jesucristo, el Hijo de Dios, pasara por el tormento de la cruz y muriera por nosotros. Jesús acepta voluntariamente y con docilidad la voluntad de Dios Padre, y acepta su muerte en la Cruz como el mejor camino para alcanzar nuestra redención y salvación.
Desde niños habéis aprendido a reconocer y venerar al Santísimo Cristo de Los Milagros en su imagen pintada sobre una cruz de nogal dentro del precioso Templete en que se encuentra, a visitarle en el templo, a rezarle, a dirigiros a él con toda confianza y en cualquier necesidad.
Un cristiano de El Bonillo no sabe vivir sin su Cristo de Los Milagros. Es algo connatural en vosotros. Es como una señal de vuestra fe e identidad cristiana para los nacidos aquí y para aquellos que por otras circunstancias vivís en El Bonillo y su entorno.
Qué entrañable y sugerente es esta advocación: Santísimo Cristo de Los Milagros. Cristo entrega generosa y totalmente su vida por nosotros, muriendo en la Cruz para salvarnos y conseguirnos el perdón de Dios y la vida eterna. El amor de Dios se ha manifestado en Jesucristo, en su vida, pasión, muerte y resurrección. Con qué claridad lo vivió y lo expresó San Pablo al escribir estas palabras: “Me amó y se entregó por mí”. Gracias Santo Cristo por tu amor y misericordia para con nosotros. Tu entregaste tu vida en la cruz para que alcanzásemos un día la salvación eterna.
En estos momentos hacemos memoria y recordamos desde la fe quién es para un cristiano el Santísimo Cristo de Los Milagros:
Ciertamente, el Santísimo Cristo de Los Milagros es y debe ser alguien muy importante en nuestra vida, en nuestro existir. Sin él la vida, nuestra vida no tiene sentido. Sobre él y desde Él debe construirse nuestra identidad como personas, como cristianos, como hijos de Dios. Él es quien debe dar auténtico sentido a nuestra vocación, a nuestro estado de vida, a nuestro trabajo, a nuestras ilusiones, a nuestros sufrimientos, a nuestros sueños, a nuestra fe, a nuestra esperanza, a nuestro amor. En definitiva, a toda nuestra vida cristiana.
Al mirar directamente o recordar en nuestra mente la imagen del Santísimo, nos adentrarnos en el misterio de su cruz salvadora y, desde ella, a acercarnos al aspecto más profundo del misterio de nuestra salvación: el amor de Dios. Dios nos manifiesta su amor mediante la muerte de su Hijo en la cruz. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo a la muerte en la cruz” (Jn 3,16). Misterio de amor ante el cual el ser humano ha de postrarse en adoración y por el cual tenemos que estar siempre dándole gracias. Dios me ama enormemente y me salva mediante la pasión, muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo.
La celebración de la Fiesta del Santísimo Cristo debe ser también un compromiso para intentar centrar nuestra vida y nuestras actividades como cristianos en la persona de Jesucristo. Compromiso para conocerle con más profundidad, teniendo experiencia de trato personal con él, en hablar con él en la oración, conocer su doctrina, su Evangelio, tratarle con la confianza de un amigo, imitar su vida y seguirlo, como buenos discípulos.
Que el Santísimo Cristo de Los Milagros nos aumente la fe para conocerle y amarle en profundidad, que fortalezca nuestra esperanza para seguirle e imitarle como auténticos cristianos, y que derrame abundantemente su amor misericordioso sobre nosotros y sobre la comunidad parroquial y la localidad de El Bonillo, para que sepamos llevar la cruz que Él permita que se haga presente en nuestra vida y amar a todos con el amor con que Él nos ama, el amor de caridad, el amor de Dios.