Manuel de Diego Martín

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25 de julio de 2015

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Ayer celebrábamos la fiesta de Santiago Apóstol. Cuando era chico y trabajábamos todos los días, también los domingos, en la siega o la trilla, esperábamos esta fiesta con mucha ilusión, pues ese día era fiesta grande. Ahora celebramos esta fiesta, aunque sea un día laboral, con el mismo entusiasmo ya que nos recuerda que nuestra fe cristiana viene de muy lejos. Según la tradición, el Apóstol Santiago, ayudado por la Virgen del Pilar, fue nuestro primer evangelizador. También tenemos el privilegio de guardar sus restos mortales en Galicia. De esta manera, hablar de la España católica es hablar de Santiago y viceversa.

Tenemos que sentir una gran alegría, al sentirnos cristianos  y a la vez españoles bajo la mirada del Apóstol. Es verdad que hoy nos encontramos con muchas gentes que viven en la Península Ibérica que ni se sienten cristianos ni españoles. ¡Qué lo vamos a hacer! La fiesta del Apóstol nos recuerda que queremos ser ambas cosas, pues es lo que celebramos  cuando recordamos la fiesta de Santiago Patrón de España.

El Papa Francisco en la “Evangelii Gaudium” (n.76) al hablar de las tentaciones que sufren muchos agentes de pastoral, es decir esos voluntarios que trabajan en los equipos de catequesis, de liturgia o de Caritas, una de ellas consiste en caer en el continuo desánimo cuando la cultura global secularizada que nos envuelve, les quiere hacer ver que la Iglesia no sirve para nada, no aporta nada a la sociedad. Esto, dice el Papa, es una terrible injusticia. Y añade que, reconociendo nuestros pecados que nos entristecen,  no podemos olvidar a tantos cristianos que dan la vida por amor a los demás: gentes que ayudan a otros a curarse o a bien morir, que acompañan a personas esclavizadas por diversas adicciones, que se gastan en la educación de niños y jóvenes, o que cuidan de ancianos desamparados. Cristianos que se entregan de muchas maneras para mostrar al mundo el amor de Dios que se ha revelado en su Hijo Jesús, hecho hombre. Todo esto, que dice el Papa, lo hace la Iglesia española.

El pasado 11 de junio la Conferencia Episcopal Española  hizo pública la memoria de las actividades de la Iglesia en 2013. Todo un ejemplo de transparencia e información. En este informe aparecen las cuentas muy claras Y aparece también todo su quehacer en el campo educativo, sanitario o social. Nos muestra  cómo el 75% de sus ingresos vienen directamente del bolsillo de los fieles, y sólo el resto de las arcas del Estado. Está bien que oigan esto los indignados que no hacen más que bramar contra los dineros que el Estado da a la Iglesia, como si ella no hiciera nada por el bien común. Y hace ver el informe el montón de dinero que la Iglesia ahorra al estado en diversos campos y la razón es que en la Iglesia echan muchas horas voluntarios que trabajan por amor a Jesús y a los hermanos. Ciertamente, lo de siempre: no hay pero ciego que el no quiere ver.

En este día queremos decir al Apóstol Santiago que queremos ser fieles al evangelio que él nos transmitió, y fieles también a esa tierra, a esa España en la que descansan sus restos mortales.