Manuel de Diego Martín
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8 de agosto de 2009
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El Papa Benedicto en la Encíclica “Caritas in Veritate” en su conclusión hace esa afirmación clara y contundente: ’’Sin Dios el hombre no sabe dónde ir ni tampoco logra entender quién es’’ Podemos decir que esta es una afirmación hecha por uno de los hombres más inteligentes de este mundo. Pero ella no viene de sus grandes conocimientos teológicos, filosóficos ni antropológicos. Esta afirmación clara y escueta le viene de una intuición dada por el Espíritu.
El martes pasado 4 de agosto celebrábamos la fiesta del Santo Cura de Ars. En este día se cumplían los 150 años de su muerte. Fue tan buen cura que un día le nombraron patrón de todos los párrocos del mundo. Ha sido tan buen sacerdote que el Papa Benedicto ha convocado en este aniversario un año santo sacerdotal para recordar a este buen cura. Este fue un gran santo que le costaba mucho meter mano a los latines, a la filosofía aristotélica y a las tesis teológicas de Santo Tomás de Aquino. Aprobaba por los pelos y fue ordenado sacerdote de pura misericordia.
Pues bien, orando con el oficio de la fiesta del santo leía uno de sus escritos en que dice: “La oración es la unión con Dios. El que ora experimenta en su alma una suavidad y dulzura que lo embriaga y se siente rodeado de una gran luz”. Con otras palabras el Santo Cura, al parecer con tan pocas luces humanas, nos dice lo mismo que el Papa Benedicto con esa inteligencia tan privilegiada. Uno y otro viene a decirnos que sin Dios el hombre vive a oscuras. Que este año, recordando al santo cura de Ars, lleguemos a sentir dentro de nosotros esta verdad de Dios que supera toda filosofía.