Manuel de Diego Martín
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4 de octubre de 2014
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Hoy comienza la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos que tendrá como tema: “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. Ese es un sínodo extraordinario, porque el ordinario tendrá lugar al año que viene, ya que es cuando corresponde su celebración y que será sobre la familia. Pero el Papa, por la transcendencia del tema, ha querido convocar este para ir desbrozando el terreno y poder iluminar mejor desde el evangelio la realidad de la familia.
Por invitación del Santo Padre, el domingo pasado celebramos una jornada de oración en todo el mundo para orar por los frutos de este Sínodo. Esta Asamblea ha sido preparada con mucho mimo por el Papa. En primera lugar envió un cuestionario a las Iglesias de todo el mundo para ver cómo se encuentra la realidad de la familia. A Roma llegaron miles de respuestas, que en una apretada síntesis han sido reenviadas de nuevo a todas las diócesis, de tal forma que todos hemos podido leer un gran informe abierto a la esperanza. Ahora es el Sínodo quien nos hará comprender mejor cuál es el proyecto de Dios sobre la familia en nuestro mundo de hoy.
Hubo un momento en que, tal vez propiciado por algunos medios de comunicación, parecía que todo el tema se cifraba en ver si los divorciados podían comulgar, los homosexuales podrían casarse, o si había que inventar otras formas de convivencia familiar. Sin querer olvidar esta problemática, el problema es mucho más amplio, se trata de ver cómo las familias pueden ser evangelizadas para que sean de verdad escuelas de convivencia y amor, según el proyecto del Creador. Lo que nos tiene que preocupar es que montón de matrimonios sellados por el Sacramento, también se rompan fácilmente. Lo que nos tiene que horrorizar es la violencia doméstica, no sólo el hecho de que el varón abusando de su fuerza física, maltrate a su mujer, o la mujer maltrate psíquicamente a su marido. Lo que está hoy en candelero es que chicos y chicas adolescentes maltratan físicamente y psíquicamente a sus progenitores.
El sueño del Creador sobre la familia nos lo hace comprender el Papa en la oración que el ha compuesto para este Sínodo: “Santa Familia de Nazaret, haz de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración… Que nunca haya en las familias episodios de violencia, cerrazón o división”. Que repitamos muchas veces esta oración en estos días en que se está celebrando el Sínodo.