Antonio Abellán Navarro

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23 de marzo de 2006

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Rigoberto de Anta y de Barrio era natural de Sax, Alicante. Nació el 4 de enero de 1894. Hizo los estudios eclesiásticos en Murcia, ordenándose en la diócesis de Cartagena. Cuando comienza la Guerra Civil, era el párroco de Peñas de San Pedro. A pesar de las advertencias de sus feligreses no quiso abandonar la parroquia, aún previendo lo que podía suceder. Destacó por su carácter alegre y por su unción sacerdotal.

Antonio Zamora López nació en Aljucer, Murcia el 22 de diciembre de 1907. También estudió en Murcia, ordenándose en 1932. Desde 1934 ejerce como coajutor de Peñas de San Pedro, al tiempo que da clases en un Colegio de Segunda Enseñanza en Albacete. Al empezar la guerra, obtuvo un salvoconducto que le autorizaba como profesor del Colegio a trasladarse con sus familiares a Murcia, pero el alcalde le garantizó su seguridad si permanecía en el pueblo. Sobresalía por su inteligencia y cultura y por el celo sacerdotal con que vivía su ministerio. Ambos sacerdotes destacaron por su generosidad con los más pobres.

José Sánchez Díaz, nació en Peñas de San Pedro, en fecha que desconocemos. Estaba casado con Eloina y era padre de cuatro hijos. Procedía de una familia humilde. Era carpintero y también el Sacristán de la parroquia. Se le conocía como Pepe el Sacristán. También era el organista de la iglesia y el encargado de arreglar el Santo Cristo del Sahúco. Siempre andaba con los sacerdotes, D. Rigoberto y D. Antonio.

Los tres fueron detenidos el 18 de agosto de 1936, y conducidos al cuartel de la Guardia Civil de Peñas de San Pedro. El 23 de agosto, junto a otros detenidos fueron trasladados a Albacete pero con el pretexto de que en la Prisión Provincial no había lugar fueron devueltos a la cárcel de Peñas.
En la madrugada del 24 de agosto fueron conducidos en un camión al término de Pozuelo, y allí fueron asesinados. Antes de morir, D. Antonio recordó a los verdugos que morían por Jesucristo, declarando el sentido cristiano de la muerte que iban a sufrir. D. Rigoberto dio la absolución a todos. Fue el último en morir, y cuando le llegó el turno repartió los pocos objetos que llevaba encima entre los que le iban a matar. Cayó no sin antes exclamar: “Señor, perdónalos, como yo los perdono”.

El proceso de beatificación de D. Rigoberto está en la fase romana, prácticamente concluido. D. Antonio y José Sánchez, forman parte del proceso de beatificación abierto el 9 de diciembre de 2003, actualmente en fase diocesana.