Manuel de Diego Martín
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2 de enero de 2010
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Un año más el día 1 de enero hemos celebrado la “Jornada Mundial por la Paz”. Y un año más hemos recibido un precioso mensaje del Papa Benedicto con el lema: “Si quieres la paz, protege la creación”.
Un tiempo se dijo aquello de que si “quieres la paz, prepara la guerra” ¡qué absurda verdad y a la vez qué amarga! Hace unos días nos recordaba un poco esto el flamante premio Nobel de la Paz, Obama. El Papa Pablo VI nos dijo que el nombre nuevo de la paz se llama justicia. Y qué razón tenía. Hoy el Papa Benedicto, haciendo suya la justicia como ingrediente esencial de la paz, siguiendo a su predecesor añade que esta paz pasa también por cuidar la creación.
La Creación no ha sido fruto del azar, o de un ciego evolucionismo. Tampoco es un conjunto de “despojos tirados” como decían algunos clásicos. La creación es el regalo que el amor de Dios ha hecho al hombre para que este mundo fuera su casa grande, y el tuviera la responsabilidad de cuidarla y embellecerla.
Pero ¿Qué ha pasado? Que la casa está medio en ruinas. Estas ruinas se manifiestan según el Papa: “en el cambio climático, en la desertificación, en la pérdida productiva de grandes zonas agrícolas, en la contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, en la deforestación de las áreas ecuatoriales y tropicales”.
A estos males se añaden los “los prófugos ambientales” que se concretan en todas esas riadas migratorias que van de acá para allá buscando “su casa”. Es aquí donde el Papa pide una respuesta ética y moral. Hace falta una respuesta a nivel planetario. El grito bíblico de “qué has hecho con tu hermano” debe resonar en todas las conciencias, ya que todos estos desajustes de este mundo, quienes los pagan en primer lugar son los más pobres de la tierra.
Así pues el Día de la Paz nos está convocando a todos a dar una respuesta responsable y solidaria. Tendremos que cambiar muchos de nuestros hábitos consumistas. No tenemos tampoco derecho a hipotecar el futuro de las generaciones venideras. Tenemos que hacer que todos aquellos que andan buscando “su casa” no tengan que vivir a la intemperie inhóspita de un mundo salvaje y deshumanizado. Una vez mas nos recuerda el Papa que el hombre que pierde el sentido del Dios creador y se cree absoluto dueño de las criaturas, puede entrar en la dinámica del usar y tirar que lleva a la catástrofe planetaria.