Manuel de Diego Martín

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6 de febrero de 2016

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Estos días se está c celebrando en Roma un gran congreso internacional de Carmelitas, hijas de Santa Teresa de Ávila, con el fin de poner al día el carisma de la Santa, para enriquecerlo entre las diversdas culturas, puesto que los Carmelos están extendidos por los cinco Continentes. Tenemos la gran suerte de que a esta Asamblea, que marcará un hito en la historia puesto que es la primera vez que se reúnen todos, vida activa y contemplativa, participa una hermana del Carmelo de Albacete, la Hna. Elena ya que ella es la presidenta de su Federación de Monasterios.

En este Congreso buscan cómo ser fieles a Jesús, siguiendo el camino de Santa Teresa, a través de la oración, la fraternidad, el desasimiento, el trabajo y el servicio a nuestro pueblo, sobre todo a los más pobres, viviendo en pobreza, obediencia y castidad. Esto es la Orden Carmelitana, la que a lo largo de siglos está sirviendo a la Iglesia y al mundo a través de sus hijos, y que cuenta con tantísimos carmelitas declarados santos. Esto nos hace ver el tesoro que ha sido esta Orden a lo largo de los siglos para nuestro mundo. Anoche por internet pude ver algunas de las secuencias, una de ellas en que una multitud de carmelitas cantaba “Salve Regina” y era tremendamente estremecedor.

Así también, estremecedor, pero de rabia e indignación, ha sido para mí la noticia de estos días en que la Alcaldesa de Madrid siguiendo las normas de la impresentable ley de memoria histórica, que instituyó Zapatero, ha arrancado del Cementerio de Carabanchel la lápida de ocho jóvenes carmelitas que murieron asesinados de una manera vil por milicianos. La Memoria Histórica los considera como enemigos del pueblo. Pero si eran unos pobres muchachos, jóvenes estudiantes buscando el ser santos, seguir lo mismo que el Congreso de Roma les pide hoy. Pero amigo, los cogieron a lo bestia en el convento de Onda y después de mil peripecias, por fin en Madrid los masacraron, simplemente por ser religiosos. La Iglesia en el año 2013 los declaró beatos. Ahora vienen las autoridades municipales en plan justiciero y les arrancan la placa y los consideran enemigos del pueblo, a los que simplemente buscaban en su juventud servir a su pueblo en los más pobres. No se puede entender que haya gente tan ignorante  en puestos de responsabilidad.

En este mismo sentido me hace daño lo que han hecho con Calvo Sotelo. De joven, en las clases de literatura, me tocó aprender discursos de este gran orador, y qué cosas más hermosas decía. Ciertamente era un modelo a imitar. Ahora resulta que fue un facineroso, simplemente porque era fiel a sus ideas. ¡Qué salvajadas se pueden cometer cuando se pierde la memoria, sobre todo cuando se pierde la verdadera memoria histórica!