Manuel de Diego Martín
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26 de diciembre de 2009
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Hace unos días me llamaron para celebrar la Eucaristía en una comunidad neocatecumenal. Una muchacha animaba la celebración con su guitarra, a su lado un mozalbete que le tenía los libros y a sus pies un carrito con un bebé. Al verla y parecerme joven, le pregunté ¿No será este chico también hijo tuyo? Sí, aquí están el mayor y pequeñín. ¿Cuántos hijos tienes? Me atreví a preguntar: Pues otros cinco más, me respondió.
Me quedé sorprendido al sabe que a pesar de esa familia tan numerosa, todavía encontraba tiempo esta buena mujer para animar el canto de su comunidad. La explicación, me decía, es que en casa y en donde estén, todos cuidan de todos, los mayores de los pequeños. Luego me dí cuenta de que el papá tenía otro niño cogido de la manita. Y los demás entre los niños de la comunidad. ¡Qué gozo da ver realidades como éstas, que bien se cumple aquello del salmo :”tus hijos como brotes del olivo alrededor de tu mesa”.
Este año, como el pasado, se está celebrando hoy en Madrid, el día de la familia. Consistirá en una Eucaristía presidida por el Arzobispo de Madrid, a la que se unirán Obispos de España y toda Europa y familias también venidas del viejo Continente. Al final el Papa tendrá por vídeo una alocución a las familias. Como el año pasado, a pesar de los fríos, será una gran fiesta ver a tantas familias rodeadas de sus hijos, celebrando a la Santa Familia de Nazaret, modelo e ikono de todas las familias cristianas del mundo entero.
“El futuro de Europa pasa por la familia” dice es eslogan de este año. Y es verdad, para que Europa viva de verdad, para que todos sus hijos tengan un buen futuro, necesitamos de las familias. A veces nos llegan noticias de ancianos que mueren en las residencia simplemente de soledad, no aguantan el no tener el calor de la familia. Estos días nos ha llegado el eco de niños que son recogidos en centros y que en vez del cariño de los papás, lo que reciben son los latigazos de los cuidadores que nos los aguantan. ¡Pobres criaturas! Y cada día me encuentro con transeúntes, vagabundos que van de acá por allá, ¿qué pasa? “No tengo familia, o no me entiendo con ella”. Y constatamos cómo cuando la crisis económica nos machaca, cuántos encuentran cobijo en el colchón de la familia. Que el cielo nos oiga.
Que Europa tenga futuro porque la familia tiene futuro en Europa.