Mons. D. Ángel Román Idígoras
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9 de julio de 2025
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Buenos días y bienvenidos:
Este año, por turno, es la diócesis de Albacete la que acompaña a Cáritas de la provincia eclesiástica de Toledo conocida comúnmente como Cáritas Regional de Castilla la Mancha. Rosa García, directora de Cáritas diocesana de Albacete hace también el servicio de presidir este organismo interdiocesano y Amador Casquero lo coordina.
En esta rueda de prensa en la que presentamos la memoria 2024 de Caritas de la Provincia Eclesiástica de Toledo, quiero dar las gracias a todos los medios de comunicación por el interés que mostráis y la difusión que dais a la acción evangelizadora de la Iglesia en este campo.
Agradezco también toda la entrega de los voluntarios y trabajadores de las caritas diocesanas de Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Albacete. Esta gratitud os la doy en nombre de toda la Iglesia y especialmente en nombre de toda la gente que se ha visto beneficiada y dignificada por vuestra acción pastoral. Gracias por cuidar a las personas atendiendo su dimensión material y espiritual.
Todos necesitamos unas condiciones básicas para poder vivir con dignidad, y agradezco de forma infinita que ese trabajo se haga desde una acogida delicada y humana; que escucha, toma en serio y le importan las distintas situaciones que se le plantean; que abre horizontes y se queda al lado de la persona por la que no se puede hacer más. Gracias por acoger a todos, sin distinción de ningún tipo. Gracias por ver en cada persona un corazón, una esperanza, un proyecto de Dios, un hermano al que hay que acompañar. Gracias por vuestra preocupación, por revisar con honestidad vuestra tarea y pedir perdón si os habéis equivocado o habéis tenido un mal día que han pagado los que están a vuestro lado; gracias por moveros por amor a Dios y ofrecer en cada acción la alegría salvadora del Evangelio que apuesta sin condiciones por el ser humano. Gracias porque ese Amor a Dios os lleva a ofrecer el Amor de Dios que levanta y hace que nos sintamos vivos y llenos de sentido.
La intención de la acción caritativa de la Iglesia Católica no es calmar necesidades para hacer más llevadera la vida y perpetuar un sistema de desigualdad e injusticia. Tampoco pretendemos colaborar en un engranaje de ayudas en el que las personas no están en desacuerdo con el sistema, sino con el lugar en el que les ha tocado vivir; de tal manera que, en cuanto que dejan de “ser pisados” y tienen posibilidad de “pisar”, aprietan incluso con mayor fuerza que con la que ellos han sido oprimidos; queremos romper con aquel refrán que dice “ni pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió”.
La acción de Cáritas es asistencial y de promoción para acabar con la pobreza; pero es, sobre todo, una labor liberadora y educativa. Lleva consigo la semilla que construye un mundo nuevo en el que la mentira, la injusticia, la explotación, la lucha de poder, el egoísmo, la indiferencia… y, en el fondo, el tratarnos como objetos deshumanizados, dan paso a un mundo de fraternidad, confianza y verdadera humanidad en el que gobierna y dirige el Dios que camina a nuestro lado: un Dios que nos mira con misericordia, que se identifica con el que sufre y que se pone la toalla para lavarnos los pies a todos dándonos ejemplo de por donde tenemos que ir… hasta dar Él mismo la vida por cada uno de nosotros.
Hoy vamos a ver un montón de números y de acciones que se han realizado a lo largo del año 2024. Detrás de cada número hay una criatura de Dios, con alma y corazón, con derecho a vivir en unas condiciones que le permitan desarrollarse teniendo un futuro y colaborando en la construcción de esta tierra nueva que nos ofrece el Evangelio. A ellos servimos y por ellos apostamos.
Me han regalado un libro autobiográfico en el que el autor tiene una enfermedad muy grave y en la dedicatoria, él mismo me ponía: “Querido don Ángel, en eso coincido con la religión católica. En que la vida es lo más importante que tenemos; un regalo que hay que cuidar y disfrutar. Espero que seas un nuevo nudo en la cuerda que me sujeta a la vida” La Iglesia quiere ser ese nudo en el que todos nos unimos y nos sujetamos a la Vida (con mayúscula) porque ciertamente, como dice el autor, creemos que la Vida es lo más importante, que es ese regalo que hay que cuidar y disfrutar, que vida es lo que tenemos y lo que nos espera. Eso nos impulsa a llevar Vida a todos, especialmente a nuestros hermanos más necesitados y afectados por cualquier tipo de pobreza espiritual o material: parados, ancianos, desprotegidos, desarraigados, inmigrantes, encarcelados, sin techo, sin hogar, con hambre, enfermos, con dependencias, con soledad, con desánimo, con espíritu hediondo… Este querer ser nudo es una invitación a unir fuerzas con todos los que quieran caminar por esta senda de transformación y vida que ofrecemos en la acción social de la Iglesia.
En 2024 ha habido mucha actividad en Cáritas y se han abierto muchas puertas. Pero creemos con dolor y honestidad que queda mucha más gente por cuidar que la que hemos cuidado; y que lo que vamos haciendo, aunque no es poco, es poner “parches”. Como dice San Lucas, “no podemos poner vino nuevo en odres viejos. A vino nuevo, odres nuevos” (Lc5, 37-38). Si queremos erradicar la pobreza, estamos llamados a revisar el fondo de las causas que la provocan y “fabricar” los odres nuevos para el vino nuevo que anhelamos. Estamos llamados a revisar de fondo lo que mueve nuestra vida y nuestro mundo si queremos acabar de raíz con la indignidad de tanto sufrimiento. Y todo esto también es acción de Cáritas: una llamada a los poderes públicos y a todas las instituciones que si realmente queremos una sociedad en la que no haya pobreza pongamos las bases que realmente lo hagan posible. Desde Caritas, desde la Iglesia, ofrecemos el Evangelio como fuente de diálogo y de inspiración transformadora. Y mientras tanto, hacer todo lo que podamos para que los más posibles se sientan hermanos.
Gracias de nuevo por vuestro trabajo y vuestra entrega.