Pilar Floro
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8 de julio de 2025
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La vida sacerdotal de José Alcañiz Navarro (nacido en 1954, ordenado en 1984 y fallecido el 26 de abril de 2025) ha estado marcada por la presencia de María, la que escucha la Palabra de Dios, la que sirve a su prima Isabel, la que acompaña a su Hijo en su predicación por las tierras de Galilea, y la que se mantuvo firme a los pies de la Cruz Redentora de su Hijo.
El alma mariana de Pepe se prendó de la advocación de Nuestra Señora de Lourdes, de la Gruta, del entorno frondoso de los Pirineos y del agua del río Gave, que limpia y riega los campos con generosidad.
Santa Bernardita, en su sencillez, le ayudó a ser perseverante y acudir año tras año a la cita con nuestra Señora, como la voz misteriosa le pidió a ella: si podía ir a ese lugar quince días seguidos para desvelarle su nombre. Sus visitas ampliaron el número, pero en cada una de ellas la madre le ayudaba, y vivía con fidelidad su vocación sacerdotal hospitalaria, en su añorada Lezuza y en cada uno de los destinos pastorales.
Bernardita lo introdujo en la escuela del dolor, y, como ella, aprendió a ofrecer sus propios sufrimientos por los pecadores. La enfermedad esculpió su vida como una madera en manos del Artesano. La falta de visión mermó sus facultades, pero sus ojos siempre estaban fijos en Lourdes, y desde el corazón cantaba, loaba junto con su familia querida hospitalaria, que siempre acompañaba en cualquier evento que la Hospitalidad realizaba en Lourdes, en Albacete y sus contornos.
La vida de Pepe ha estado siempre presente entre nosotros, los hospitalarios, y sabemos que, unidos a la Virgen, y a su Hijo el Pastor de las Almas, desde el cielo velará e intercederá para que nunca se apague entre nosotros nuestro amor lourdiano y nuestro servicio generoso y agradecido con los enfermos y necesitados.
Gracias, Pepe, por tu vida sacerdotal; gracias por tu donación, y, sobre todo, por tu amor entrañable a la Virgen de Lourdes, nuestra mentora. En Alatoz, Carcelén, La Gila, Villavaliente y Pozo Lorente; en Alcadozo, El Sahuco, Lezuza, Albacete y Lourdes queda “tu siembra de Evangelio”. ¡GRACIAS!