Manuel de Diego Martín

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21 de septiembre de 2013

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Esta tarde la diócesis de Albacete se viste de fiesta. Cuatro diáconos recibirán la ordenación sacerdotal. En la Catedral, a las cinco y media de la tarde, el Sr. Obispo, dentro de la celebración eucarística, impondrá las manos sobre las cabezas de los candidatos, pronunciará la plegaria de consagración y por la fuerza del Espíritu Santo, estos hombres  quedarán constituidos  sacerdotes de Cristo para siempre.

Reciben pues esta tarde el don del sacerdocio José Valtueña Gregorio, natural de Albacete, Fernando José Zapata Sanz de Villarrobledo, y los hermanos Carlo y Bernardo, originarios de Italia, que pertenecen a la Fraternidad de Ntra. Señora de los Ángeles y están afincados desde hace unos años en el pueblo de Letur ayudando a las tareas pastorales y viviendo su vida religiosa, cuyo carisma es fomentar la vida de oración entre las gentes y a ayudar a todos a vivir el espíritu franciscano de pobreza y fraternidad.

El profeta Ezequiel en sus oráculos hace un anuncio de parte de Dios en el que dice: “Os daré pastores según mi corazón”. Estas palabras sirvieron de título a la Exhortación apostólica del beato Juan Pablo II sobre los sacerdotes: “pastores dabo vobis” en que el Papa nos hace comprender la grandeza, el don, el regalo inmenso del cielo al darnos sacerdotes según el corazón de Cristo para ayudar a nuestras gentes a vivir el evangelio.

Así pues este domingo no podemos por menos que dar gracias a Dios por este inmenso regalo de tener cuatro sacerdotes más para anunciar la Palabra de Dios, para dar la vida de Jesús a través de los Sacramentos, para cuidar de los pobres. Aquellos pueblos que tengan la suerte de recibirlos, que lo hagan con todo cariño, que colaboren con ellos para reavivar nuestras parroquias, y que entre todos creemos un clima favorable para que surjan muchas vocaciones sacerdotales. Hoy la diócesis de Albacete necesita más sacerdotes. Hagamos posible que muchos jóvenes cristianos se pregunten si ellos no están llamados a hacer realidad la promesa de Dios: “os daré pastores según mi corazón”.