José Joaquín Tárraga Torres
|
18 de febrero de 2023
|
215
Visitas: 215
La vida es una aventura. Es un tiovivo cambiante. Hoy te llevas fenomenal con alguien y por circunstancias te distancias. El corazón tiene estas cosas. El vivir te trae discusiones, enfrentamientos, malos entendidos, … Jesús sabía de la vida. Era un experto en las cosas del vivir.
Jesús quiere que demos un paso más y avanzar. En las cosas de la vida, no vale con lo de siempre, con no hacer cosas malas o con la justicia sin más. Jesús vuelve al corazón. La mirada está en la misericordia y la ternura. Son dos ingredientes que no deben faltar en la vida de aquel que quiere descubrir a Dios.
La propuesta de Jesús rompe la presentación de un Dios juez y justo. Dios es más. Es Amor. El amor supera la justicia. La propuesta de Jesús es la de amar incluso a los enemigos.
¡Pero cuánto cuesta amar al que no nos ama! Necesitamos tiempo. Las cosas no se consiguen de la noche a la mañana. Pero lo importante es tener clara la propuesta, la meta, el objetivo: llegar a amar a nuestros enemigos.
El sentido común nos hará estar en guardia, alerta e, incluso, a distancia. Atrincherados en la sospecha o la crítica. Pero Jesús propone la oración, la petición, el perdón, la misericordia, la caridad. Tender puentes.
El acercamiento se consigue con tiempo, paciencia, calma. Necesitamos tiempo para curar heridas, superar venganzas, cicatrizar conflictos, sanar enfrentamientos. La oración siempre ayuda. Recordar las palabras de Jesús, “amad a vuestros enemigos”, siempre interrogan.
El odio, la venganza, los malos pensamientos nos llevan a encerrarnos, a la soledad, al egoísmo. El amor conlleva libertad y alegría. Y para conseguirlo necesitamos tener la idea clara, conocer la meta y querer conseguirla. La meta es el amor.
Jesús siempre mira a Dios Padre. Él es nuestro ejemplo, modelo y guía. Nuestra tarea como hijos de Dios es parecernos al Padre. Y, para eso, necesitamos tiempo. Estar en camino.