Manuel de Diego Martín

|

23 de diciembre de 2006

|

195

Visitas: 195

En estos días de Adviento, la Iglesia ha proclamado esta profecía referida al Mesías: “Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente”.

El mensaje de Navidad es, pues, un anuncio de justicia y de paz. Esta justicia y paz deben tener como referente al Niño que nace. Cuanto más lejos estamos de ellas, más lejos estamos de la Navidad. Cuanto más lejos estemos de esta, más lejos estaremos de la justicia y de la paz.

Ciertas noticias de actualidad nos hacen comprender cuán lejos estamos de la Navidad. La dama justicia parece que se ha quitado la venda de los ojos, y tiene en sus manos la balanza rota para entregarse al mejor postor. Así pues vemos lo injusto que es encarcelar a alguien que no ha hecho nada por motivos políticos, que el dejarlo suelto por los mismos motivos. Injusto es pinchar teléfonos como desollar a pobres criaturas en las tertulias del corazón. Injusto es linchar a un minusválido porque ha asistido a una manifestación, como el tener poco respeto a la memoria de una gran mujer ya muerta. Injusto es que al Niño Jesús se le niegue un espacio público, o se le esconda en la bolsa de la basura.

La paz parece que tampoco tiene muchas ganas de llegar. Las pistolas y sus sombras empapelan las calles y un aire permanente de violencia se respira en muchas calles del País Vasco. Esto nos hace recordar aquel título de la novela de Gironella “No fue posible la paz”

En los días de Navidad quiero mostrar mi convicción de que es posible la paz. Y ayuda poco para llegar a ella una navidad laicista, desnaturalizada; una navidad sin Niño. La paz es posible porque los cielos se han rasgado y ha aparecido un Niño, que nos da las claves para encontrar el sentido de la vida y para abrir caminos de paz y de justicia. Otra profecía nos dice: en el Mesías, que ha de venir” la paz y la justicia se besan”. Que sepamos reconocer esta luz que nos llega y que tanto nos puede ayudar a conseguir paz en la tierra, como cantaron los ángeles la noche santa. ¡Feliz Navidad!