Manuel de Diego Martín
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20 de octubre de 2012
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Hoy celebramos el domingo mundial de las misiones, conocido popularmente como el día del “Domund”. Este año lleva como lema: “Misioneros de la fe”. No podemos olvidar que hace unos días iniciamos el Año de la Fe.
En nuestros recuerdos infantiles queda este día como ese ir por las calles con unas huchas en forma de cabezas de negritos y chinitos para recoger dineros que ayudasen a los misioneros a ir a esas lejanas tierras para llevarles a Jesús.
La fiesta de hoy sigue teniendo todo su sentido y actualidad. Este año recordamos los cincuenta años del Vaticano II y en el Decreto “Ad gentes” del mismo concilio, se nos recuerda que el fin propio de la actividad misionera es la evangelización y la plantación de la Iglesia en todos aquellos pueblos en los que todavía no está enraizada.
Pero en este Año de la Fe y del Sínodo de la nueva Evangelización, que se está celebrando esto días en Roma, se nos recuerda que puesto que el ser íntimo de la Iglesia es ser evangelizadora, sin olvidar nunca el ir allá lejos donde todavía no ha sido plantada, y no conocen Jesús, tendremos que hacer lo posible para que la fe no sea desenraizada en muchos pueblos en los que una apostasía silenciosa está dejando sus raíces al aire, y naturalmente se están secando. El Papa nos recuerda que el volver a Dios, es la manera de ser y entendernos como hombres. Puesto que Jesús se ha encarnado en el mundo, nos dice, ya nadie está sólo.
Así pues, en este día elevamos al cielo una triple plegaria. Una para pedir el compromiso de hacer que el conocimiento de Jesús llegue a todos los pueblos de la tierra. En segundo lugar, pedimos para que los la vieja cristiandad no pierda la fe en Cristo, pues es la mayor desagracia que nos puede pasar. En tercer lugar pedir que todos aquellos pueblos que creen en Jesús no se vean masacrados por una cruel persecución y puedan vivir su fe en una convivencia de paz.